Con un invierno caluroso, con temperaturas ampliamente por encima de lo normal para la época del año y con unas anomalías térmicas que han batido récords absolutos en más de 100 años de registros, hablamos, por primera vez en demasiado tiempo, de la llegada de frío a Barcelona.
A partir de esta semana, una profunda vaguada de frío polar barrerá la península ibérica dejando nieve y una consistente bajada de las temperaturas. Estas masas de aire se suelen caracterizar por su frío extremo y su sequedad en origen. Sin embargo, al pasar sobre el océano, se satura de humedad, aumentando su potencial para generar precipitaciones.
Frío de origen polar marítimo
Además de frío y húmedo, el aire polar marítimo suele ir acompañado de vientos intensos, especialmente en zonas costeras de la región atlántica, afectando, con mayor fuerza, a puntos del extremo norte peninsular.
Aunque Barcelona no suele beneficiarse en exceso, en cuanto a precipitaciones, de irrupciones de masas como esta, los Pirineos y toda la cordillera cantábrica suelen recibir grandes cantidades de lluvia y nieve. De todos modos, el frío asociado a las mismas, que suele situarse entre los -30 y los -40 °C a unos 5.500 metros de altitud, dejarán en la capital catalana un ambiente gélido durante días.
Calentamiento súbito estratosférico
Este descuelgue de frío procedente del ártico, viene derivado, entre otros factores, por un calentamiento súbito estratosférico (CSE), un evento atmosférico caracterizado por el aumento abrupto de la temperatura en la estratosfera, la capa de la atmósfera terrestre que se encuentra entre los 10 y los 50 kilómetros de altitud.
Este aumento puede ser de más de 60 °C en pocos días, lo que representa una anomalía considerable respecto a los valores normales en la estratosfera, que rondan entre los -70 °C y los -80 °C.
¿Por qué se produce un calentamiento súbito estratosférico?
Aquí entra en juego un sistema de vientos fuertes y fríos que se encuentra en una posición variable sobre el polo norte. Dicho sistema debemos imaginárnoslo como un remolino de grandes dimensiones que alberga estas temperaturas tan frías en su interior, protegidas, a su vez, por fuertes vientos que giran en dirección antihoraria, es decir de oeste a este, como cualquier borrasca en el hemisferio norte.
Sin embargo, el vórtice polar puede sufrir deformaciones debido a choques con otras masas de aire y alteraciones por los efectos de ondas planetarias, debilitando las fuertes corrientes que lo protegen y permitiendo que esos vientos, al no ser tan fuertes, dejen escapar el frío acumulado en su interior, abriendo la puerta a que regiones situadas más al sur reciban sus efectos a los pocos días o semanas.
Reversión de los vientos zonales
La disrupción del vórtice polar provoca una inversión de los vientos zonales, que son los vientos predominantes en la estratosfera. Estos vientos, como decimos, normalmente soplan de oeste a este, pero durante un evento de calentamiento súbito estratosférico puede generar su reversión. Este cambio en la dirección del viento permite que el aire frío polar escape de las regiones polares donde inicialmente se encuentra y se desplace hacia latitudes más bajas, como las nuestras.
¿Qué nos espera para los próximos días?
Aunque no se prevén grandes lluvias en la ciudad de Barcelona ni en la mayor parte del territorio catalán durante este primer frente, sí que es cierto que el mismo permitirá abrir la puerta a nuevas borrascas y a un aumento de la inestabilidad, que romperá con la armonía anticiclónica de las últimas semanas.
Las altas presiones darán paso a un trasiego de frentes que circularán de noroeste a sureste por la península, con vientos que notaremos a partir de mañana jueves, y que se intensificarán para el viernes y especialmente el fin de semana.
Bajada drástica de los termómetros
Las temperaturas se situarán entre dos y tres grados por debajo de la media para estas fechas. Y es que, a pesar de no ser, en ningún caso, un episodio de ola de frío, sí que notaremos una bajada drástica de los termómetros respeto al pasado jueves, con ambiente primaveral de unos 17 °C, respecto a este viernes o al fin de semana con hasta seis grados menos.
Finalmente, en cuanto a lluvias, se esperan que sean escasas, con mayor probabilidad de precipitaciones en la capital catalana de cara a las primeras horas de este viernes. Para el fin de semana, se prevén cielos variables y con alguna precipitación de carácter muy débil y anecdótico entre el sábado y el domingo.