Cuando hablamos de movimientos de masas de aire o de variaciones térmicas en altura, lo hacemos a partir de datos simulados en una teórica atmósfera libre, y teniendo como referencia varios niveles de presión (850 hPa, que serían unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, 500 hPa, a unos 5.500 metros, etc.).
Ese concepto de atmósfera libre es utilizado en meteorología y ciencias atmosféricas para referirse a la porción de la atmósfera que está relativamente libre de influencias directas de la superficie terrestre. En otras palabras, es una región teórica donde las características atmosféricas se ven menos afectadas por la topografía del terreno y otros fenómenos superficiales.
Efecto termorregulador
Y es que, a pesar de que en altura, está previsto que las temperaturas suban exponencialmente hasta el lunes, 8 de abril, en toda la comunidad, en el caso de Barcelona nos quedaremos al margen gracias a un efecto termorregulador derivado de dos aspectos principales: la influencia del mar y la generación de nubes medias y bajas.
Por un lado, la temperatura del mar aún se encuentra fría, a unos 14 grados, lo que permite que el litoral mediterráneo mantenga sus temperaturas diurnas a raya y sin grandes variaciones a pesar de la irrupción cálida. La entrada de aire de mar hacia tierra refrescará la ciudad condal y mantendrá un ambiente agradable de entre 20 y 22 grados sin un exceso de calor, a diferencia de ciudades como Lleida o Zaragoza, donde se prevén alcanzar entre los 28 y 32 grados.
Además, esta diferencia de temperaturas entre la masa cálida entrante y el agua del mar, que se encuentra en su momento más frío del año, generará un gradiente térmico que favorecerá el segundo de los aspectos termorreguladores: la condensación del vapor de agua y la formación de las llamadas “nieblas de advección”.
Estas nubes medias y bajas dificultarán la llegada de radiación solar hasta la superficie, evitando un sobrecalentamiento del suelo y dejando unas temperaturas suaves a pesar del potencial caluroso de dicha masa.
Polvo en suspensión
Un último factor a añadir a esta entrada de calor procedente del norte de África, será el polvo sahariano que nos llegará debido a esos vientos del sur. Todo ello generará eventos de calima con altas concentraciones de más de 4.000 miligramos por metro cuadrado que, sumado a los aerosoles emitidos por los incendios de Centroamérica, dejarán un empeoramiento de la calidad del aire, un cielo translúcido y anaranjado, y en caso de precipitaciones, eventos de lluvia de barro.