Mirando al mar, frente a la playa de Nova Icària y a la izquierda de la torre Mapfre, se levanta una torre circular de cinco plantas, obra del arquitecto portugués Álvaro Siza, conocido por su enfoque minimalista y su habilidad para integrar la arquitectura en el entorno. Esta original torre, conocida como Centro Meteorológico de la Vila Olímpica, se inauguró en 1992, el mismo año en que su autor ganó el premio Pritzker de Arquitectura 1992. Forma parte del proyecto urbanístico de esta zona de la ciudad con motivo de los Juegos Olímpicos del 92, y entre sus funciones, acogió al grupo de meteorólogos que hacían la predicción del tiempo para las pruebas al aire libre durante los Juegos, además de los servicios de prensa y protocolo.
Forma cilíndrica de hormigón
El edificio, junto al paseo marítimo, llama la atención por su forma cilíndrica y el uso del hormigón, un material cotidiano que Siza transforma en una declaración de elegancia y modernidad. Está dividido verticalmente en dos mediante acabados diferenciados: hasta la tercera planta, la estructura es de muros de hormigón visto, mientras que en las dos plantas superiores queda aplacado con piedra blanca.
Las apariencias engañan porque, pese a su contundente aspecto exterior, sus ocho aperturas radiales equidistantes y verticales, así como su enorme claraboya de nueve metros de diámetro coronando el edificio, dotan su interior de una abundante luz. En su interior, las plantas se organizan mediante una circulación octogonal que separa dos sectores de oficinas flexibles y se complementa con escaleras radiales y un patio circular central.
Siza ya demostró en este edificio su compromiso con la sostenibilidad. Para ello centró su diseño en minimizar el impacto ambiental, utilizando materiales sostenibles y tecnologías ecológicas.
Sede de la AEMET
Actualmente, es la sede de la delegación territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en Cataluya. En su interior acoge un departamento de predicción y otro de climatología, con archivo de datos meteorológicos de hace más de cien años. También cuenta con una unidad de sistemas básicos, que se ocupa del mantenimiento y ajuste de equipos distribuidos por el territorio para recoger datos y otra área donde se elaboran estudios y se desarrollan proyectos (E+D). Además del servicio de atención al usuario, administración y, en la terraza, una estación automática de meteorología.
Pero la AEMET no es el único inquilino en este edificio, titularidad del Ayuntamiento de Barcelona. Desde hace años la delegación territorial convive con la empresa pública Aeroports de Catalunya, adscrita al departamento de Territori i Sostenibilitat.