La compleja y enmarañada red de estaciones que componen el metro de Barcelona hoy en día tuvo unos inicios mucho más humildes. A finales de 2024 el suburbano cumplirá 100 años en los que ha pasado de una única línea con apenas unas pocas estaciones a las casi 200 que aglutina hoy en día. Roma no se construyó en un día, que reza el dicho.
Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) prepara un gran evento para el próximo 30 de diciembre con motivo del centenario del nacimiento de lo que, en su día, se bautizó como el Ferrocarril Metropolitano de Barcelona. Contará así con una exposición de cinco coches antiguos, historia viva de los trenes que circularon por debajo de la urbe.
Primeras estaciones
Pero el transporte que se conoce hoy en día dista mucho del que había hace 100 años. Hoy, Barcelona conecta con la mayoría de ciudades de su alrededor y, dentro de la misma ciudad, pocos espacios quedan sin cubrir. En sus inicios, el metro contó solo con cuatro estaciones.
En uno de los dos extremos de esa primera línea se encontraba la estación de Catalunya. En el otro, la estación de Lesseps y, en medio, las dos estaciones de Aragó --rebautizada como Passeig de Gràcia-- y Diagonal.
Siendo estas las estaciones, no es difícil ver que la primera línea del suburbano hoy en día sigue viva como el tramo central de la L3 o línea verde. El tramo se extendía por 2.714 metros desde su inicio.
Proyectos fallidos
Sin embargo, este es el primer proyecto de metro que vio la luz. La idea de construir un transporte público por debajo del suelo nació mucho antes. Ya en 1907, los ingenieros como Pau Müller y Octavio Zaragoza buscaron hacer realidad una línea que conectara el parque de la Ciutadella con el barrio de La Bonanova. En 1912, el ingeniero Fernando Reyes, presentó un plan adicional que buscaba unir Sants y Sant Martí.
Ambas ideas quedaron como papel mojado por falta de fondos, por lo que se optó por un tercer proyecto que enlazara la zona alta de la ciudad con el centro y, pocos años después, con el Liceu.