Hay muchas maneras de decir que las cosas se tuercen en el lenguaje cotidiano. Algunas más literales, otras más metafóricas. Sin duda, una de las más extrañas y curiosas es "anar-se'n a Can Pistraus", una forma de decir que aquello que estabas ejecutando ha fracasado.
Al parecer, hace muchos años, Can Pistraus era un burdel situado cerca de la montaña de Montjuïc de Barcelona, en el que siempre había peleas, y en el que "sabías cómo entrabas, pero no cómo salías", según indica el Refranyer barceloní de Joan Amades.
Etimologías diversas
También hay una segunda posible etimología del término. Según se dice, la expresión también podría provenir de la palabra castellana pistraje o pistraque, que hacen referencia a comida de muy poca calidad o a cosas sin ningún valor.
Can Pistraus también sirve para condimentar otros refranes parecidos. Por ejemplo, "Tens el cap a Can Pistraus" significa que estás despistado, meditabundo, sin muchas ganas de hablar.
Otras acepciones
Otra frase hecha que se usa en Barcelona es "engegar algú a can Pistraus", que significa desearle a alguien lo peor; el equivalente al "mandar a alguien a freír esparragos".