Barcelona tuvo, en el barrio del Guinardó, uno de sus cines más cómodos. Esta pequeña joya oculta de la ciudad estuvo activa solo cinco años, pero sirvió para darle vida al barrio de montaña, siendo uno de los lugares predilectos para los que querían disfrutar de una buena película.

Ubicados en la calle de Castillejos, el cine Monterrey fue el primero en el barrio, lo que le aseguró el éxito en 1965, cuando abrió sus puertas.

Dio vida al barrio

Propiedad de Óscar y Vicente Martí, el cine se estrenó con las proyecciones de Molly Brown siempre a flote Búsqueme a esa chica. Rápidamente, se ganó el cariño de todos los vecinos y se convirtió en un eje central de la vida en el barrio.

Pero el Guinardó creció, nuevos locales, con mejores ubicaciones --el barrio, por su posición, tiene pronunciadas inclinaciones-- nacieron tras ver el éxito del Monterrey. Se suma que también el trayecto incómodo que suponía atravesar la ronda del Guinardó, por aquella época en constantes obras.

Eso sí, sus competidores no pudieron igualar la comodidad de sus butacas, el trato excelente de la cafetería que todavía algunos recuerdan con cariño o la climatización perfecta, algo no tan normal hace 60 años.

Los cines cerraron, cayendo en parte en el olvido. Sus propietarios construyeron, en su lugar, un bloque de viviendas con aparcamientos y locales comerciales, que es lo que todavía puede verse hoy en día.