Las calles estrechas tiene encanto. / CR

Las calles estrechas tiene encanto. / CR

Vivir en Barcelona

El barrio más pequeño de Barcelona que mantiene su esencia rural: de los más antiguos de la ciudad

Esta zona destaca por sus casas bajas y sus huertos urbanos, lugares comunes para cultivar

17 junio, 2024 10:09

Hay un barrio en Barcelona que destaca por ser el más pequeño y es uno de los más antiguos de la capital catalana. Ubicado en el distrito de Horta-Guinardó, esta zona se confunde a menudo con un pueblo rural por sus casas bajas y sus huertos urbanos.

Hablamos de La Clota, donde los vecinos son hijos y nietos de agricultores, de las populares lavanderas de Horta y de artesanos de toda la vida, según explica el consistorio.

Una antigua masía del siglo XIII

Con calles que serpentean entre antiguas casas de piedra y pequeñas plazas sombreadas por árboles frondosos, La Clota ofrece un escape del ritmo frenético de la ciudad. Aquí, los residentes disfrutan de una calidad de vida tranquila y conectada con la naturaleza.

Situada en una hondonada entre los barrios del Carmel, la Vall d’Hebron y Horta, la Clota es uno de los núcleos de población más antiguos del distrito. Su origen se produce a partir de la llanura de Can Tarrida, una antigua masía del siglo XIII desaparecida por la apertura de la avenida del Estatut.

Un reducto casi idílico

El crecimiento urbano de la Clota ha sido muy poco intenso, por lo que ha conservado su condición semirrural a causa de una circunstancia heredada del planeamiento urbanístico a mediados de los años sesenta.

Sus habitantes tienen una gran conciencia de barrio a causa de sus características singulares, que lo han mantenido durante mucho tiempo aislado de su entorno, y la persistencia de familias de diversas generaciones. Durante muchos años han vivido con precariedad de servicios y en muchos casos en malas condiciones, pero ahora constituyen un reducto casi idílico, único en la ciudad.

La Clota de Barcelona es mucho más que un simple barrio: es un refugio donde el tiempo parece detenerse y la vida se saborea con calma. Con sus huertos, casas bajas y sentido de comunidad, este rincón con alma de pueblo sigue siendo un tesoro oculto para aquellos que buscan un estilo de vida auténtico y conectado con la naturaleza en medio de la gran ciudad.