Todos conocen las Olimpiadas que, cada cuatro años, enfrenta a numerosos deportistas de todo el mundo en exigentes pruebas. Profesionales del deporte que miden sus fuerzas para conseguir las ansiadas medallas olímpicas que reconocerán sus méritos y esfuerzo. Pero no todos saben que el mundo de la informática, aunque menos físico, también cuenta con sus propias Olimpiadas.

La Olimpiada Informática Femenina (OIFem) es un concurso de programación algorítmica exclusivamente para chicas: alumnas menores de 20 años que cursen educación secundaria en España (ESO, Bachillerato, FP de Grado Medio) o su equivalente en el extranjero (aunque en este caso han de tener la nacionalidad española). Y este año, en la delegación española viajan cuatro competidoras, dos de ellas de Barcelona.

Olimpiadas en Holanda

Ariadna, Eulàlia, Vera y Lídia. Son los nombres de las cuatro clasificadas que este domingo, 21 de julio, viajarán a Holanda para disputar la Olimpiada de Informática Femenina Europea (EGOI). Eulàlia y Vera forman la pareja barcelonesa, mientras que Ariadna es valenciana y Lídia, de Oviedo.

Su entrenadora Adriana Aguiló, que estudia actualmente la doble titulación de Matemáticas y Ciencia e Ingeniería de Datos en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) a través del programa CFIS, participó en las tres primeras ediciones de la OIFem y ha expresado a Metrópoli su ilusión: "Serán dos días de competición intensos, cinco horas cada día, contra chicas de Rumanía, Francia, Alemania, Japón, Estados Unidos, India...", enumera, emocionada. "Es fascinante".

Resolver problemas

Aguiló lo explica de la manera más sencilla posible: "Tenemos que crear programas informáticos que resuelvan problemas en el menor tiempo posible y que ocupen poca memoria". Por ejemplo: "Todos, cuando pagamos en efectivo en algún bar o restaurante, queremos cargar con la menos calderilla posible". Se trata de idear un sistema que permita facilitar o resolver este problema. Así es como el jurado puntúa a las competidoras con más o menos calificación.

Los nervios, eso sí, están a flor de piel porque el equipo va a ciegas: "Nos proporcionan un listado de técnicas que pueden entrar, pero todo es algoritmia". Por lo que cualquier conflicto a resolver es planteable en estas Olimpiadas. "El nivel sube más cada año y la competencia es muy fuerte", explica Aguiló sin perder la motivación del reto.

Un espacio seguro para chicas

Además de querer visibilizar el logro que supone participar en este concurso, las chicas también han querido dar voz al colectivo femenino dentro de la rama informática o, incluso, matemática: "En estos ámbitos la representación de chicas es muy baja y es como un pez que se muerde la cola. Las potenciales interesadas solo ven hombres y no se apuntan", lamenta Adriana.

Por ello, desde OIFem se quiso crear un espacio cómodo para las jóvenes interesadas en el campo: "Las entrenamos de forma online y les ayudamos a ver más allá del temario del instituto". Un ejercicio muy mental que puede jugar malas pasadas: "Mi última internacional me fue bastante mal. Si te bloqueas en un exámen del colegio, te dura una hora y media. Pero aquí son cinco y es duro", relata la entrenadora del equipo.

Gastos del viaje

Ahora, las cuatro jóvenes tienen la vista puesta en Holanda y agradecen el apoyo de los patrocinadores que les ayudan a costearse el viaje hasta el país de los tulipanes. Tan solo el alojamiento corre a cuenta del concurso, por lo que esperan, con ganas, seguir sumando contribuyentes a su causa y, sobre todo, envalentonar a aquellas estudiantes que quieran explotar todo su talento.