El turismo en Barcelona ha generado una creciente preocupación entre la población local debido a sus efectos negativos en la calidad de vida y la identidad de la ciudad. Así se desprende del último barómetro municipal. Los barceloneses se enfrentan a la congestión en sus calles y a un aumento del costo de la vivienda que ha llevado a manifestaciones como la vivida el pasado 6 de julio. Pero mientras que el hartazgo de los residentes es cada día más evidente, los turistas que visitan la capital catalana también suelen expresar sus impresiones sobre la ciudad y sus habitantes.
Los visitantes valoran muy positivamente la ciudad, destacando su arquitectura, con obras maestras de Gaudí como la Sagrada Familia y el Park Güell, sus playas y la rica oferta cultural y gastronómica. Muchos valoran también la calidez y hospitalidad de los barceloneses, apreciando su amabilidad y disposición para ayudar. Una amabilidad que algunos relacionan con el dinero.
Algunos turistas perciben que en Barcelona los extranjeros son vistos, históricamente, como una fuente principal de ingresos, influyendo en la manera en que son tratados. Esta percepción se basa en la observación de que la amabilidad de los comerciantes a menudo parece estar directamente relacionada con la cantidad de dinero que los turistas están dispuestos a gastar. Aunque muchos visitantes encuentran a los barceloneses amables y serviciales, existe la sensación de que esta hospitalidad puede ser más comercial que genuina, especialmente en las áreas más turísticas de la ciudad, donde la competencia por atraer y retener a los clientes es feroz, según el portal ShBarcelona.
Ni tacaños ni bordes
A pesar de ciertos estereotipos, la percepción de que los barceloneses son tacaños o bordes es una impresión errónea que no refleja la verdadera naturaleza de la mayoría de los residentes de la ciudad. Los barceloneses, como cualquier otro grupo, son diversos en su carácter y comportamiento, y muchos de ellos son conocidos por su generosidad y amabilidad. La imagen de frialdad o distanciamiento que algunos visitantes podrían experimentar puede deberse más al estrés y las presiones del turismo masivo que a la personalidad intrínseca de los locales.
En general, los turistas que visitan Barcelona suelen llevarse impresiones variadas de los barceloneses, aunque la mayoría tiende a ser positiva. Muchos destacan la amabilidad, el calor y la hospitalidad de los locales, apreciando su disposición para ayudar y su orgullo por la ciudad. Los visitantes valoran especialmente la riqueza cultural que los barceloneses comparten con entusiasmo, desde la gastronomía hasta las festividades populares.