En Barcelona, la tradición de "hacer el vermut" es una costumbre profundamente arraigada que muchos forasteros no logran comprender en su totalidad. No se trata solo de tomar una bebida; es un ritual social que combina conversación, gastronomía y una forma particular de disfrutar la vida. En su esencia, "hacer el vermut" es un acto que celebra la amistad y la convivencia, realizado habitualmente al mediodía, especialmente los fines de semana y días festivos.

El origen de la palabra "vermut" proviene del término alemán "wermut" (ajenjo), que hace referencia a un vino dulce aromatizado. Aunque se comercializó por primera vez en Italia en el siglo XVIII, en Barcelona ha adquirido una dimensión especial. Aquí, se suele servir antes del mediodía, acompañado de tapas como aceitunas, mariscos, patatas fritas u otros aperitivos. La frase "ir a hacer el vermut" en Barcelona es sinónimo de reunirse para disfrutar de un aperitivo en general, que puede incluir cerveza, vino, refrescos o zumos, pero siempre en un contexto social previo a la comida principal.

Terraza llena en el paseo de Sant Joan una tarde cualquiera METRÓPOLI

A lo largo de los años, esta costumbre catalana sufrió un declive, casi al borde de la desaparición. En épocas pasadas, el vermut se compraba a granel en bodegas tradicionales y se reservaba para ocasiones especiales. Sin embargo, en la última década, ha experimentado un resurgimiento notable. Hoy en día, cada vez más bares y bodegas en Barcelona se dedican a ofrecer una experiencia auténtica de vermut, con una oferta variada y de calidad que busca hacer del aperitivo el mejor momento del día.

Una tradición extendida por los barrios de Barcelona

Pasear por los barrios de Barcelona al mediodía revela una escena común: matrimonios de edad avanzada que han mantenido viva esta tradición durante décadas y jóvenes grupos de amigos que redescubren y reinventan la costumbre. Es una mezcla de generaciones y estilos que refleja la capacidad de adaptación y la riqueza cultural de la ciudad. Esta diversidad es parte del encanto del vermut en Barcelona, donde lo clásico y lo moderno se fusionan en una celebración de lo cotidiano.

Para los barceloneses, hacer el vermut no es solo una bebida; es una experiencia completa. Los locales se llenan de risas y conversaciones animadas mientras las bandejas de tapas circulan de mano en mano. El vermut, servido en su tradicional vaso con hielo y una rodaja de naranja, se convierte en el acompañante perfecto para disfrutar del momento. Es una pausa en la rutina diaria, un tiempo para relajarse y conectar con los demás.

Fuera de Barcelona, esta costumbre puede parecer un simple aperitivo, pero para los locales es mucho más. Es un arte de vivir, una manera de saborear la vida y sus pequeñas alegrías. Por eso, aunque otros intenten replicar la tradición del vermut, a menudo se quedan cortos, porque no comprenden el corazón de esta práctica: la unión y el disfrute compartido. En Barcelona, hacer el vermut es una celebración de la vida misma, un momento que se valora y se espera con ansias, convirtiendo cualquier día ordinario en una ocasión especial.