‘Somos polvo de estrellas’. Esta icónica frase del astrofísico estadounidense Carl Sagan no es una expresión meramente poética, sino que tiene base científica. Nuestros átomos y los de todo lo que existe a nuestro alrededor están hechos de los desechos de antiguos astros que murieron en el pasado remoto del universo.
Cientos de miles de años después, el cosmos sigue siendo un misterio que expertos astrónomos tratan de resolver. En este cometido tiene un importante papel la ciudad de Barcelona, que alberga el observatorio en activo más antiguo del mundo. En 1904, los primeros astrofísicos de la historia estudiaron el espacio desde la capital catalana, en el Observatori Fabra. Ahora, más de un siglo después, este emblemático centro abre las puertas a los barceloneses ofreciendo una experiencia inolvidable bajo las estrellas.
Bajo las estrellas
“Las estrellas nos hablan de nosotros”. Lo afirma Joan Anton Català, el principal astrónomo divulgador del Observatori Fabra de Barcelona. De martes a domingo se encarga de difundir la historia del lugar entre las visitas que se organizan durante el verano. “Mucha gente no es consciente del valor que tiene para la ciudad tener el observatorio en activo más antiguo del planeta”, expresa Joan Anton a Metrópoli. “Vienen astrónomos profesionales de todo el mundo para conocer cómo era un telescopio de inicios del siglo XX”.
Las noches de verano –de mayo a octubre–, el Observatori Fabra abre sus puertas al público para que los más curiosos repliquen aquello que hicieron los primeros astrónomos en 1904, o “héroes del siglo XX”, en palabras de Joan Anton. “Les enseño a observar el universo. El brillo de las estrellas es un mensaje de la naturaleza, que nos habla de la fortuna de la vida”, explica el mismo a este digital.
Esta experiencia es conocida con el nombre ‘Sopar amb Estrelles’ y la organiza Sternalia desde hace 21 años. La actividad combina la divulgación científica y la observación astronómica con una sugerente propuesta gastronómica al aire libre, en uno de los miradores más privilegiados de Barcelona. “Para el diseño de los platos me inspiro en las estrellas, planetas... el cosmos en general”, señala Jaime Fran de García, chef ejecutivo. Hasta el 6 de octubre, de martes a domingo, el Observatorio Fabra invita a los barceloneses a descubrir su historia, así como el universo a través de un telescopio único.
Un siglo de divulgación
El Observatori Fabra lleva más de un siglo estudiando la astronomía. Se trata del centro en activo más antiguo del mundo, declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 2014. El telescopio que tiene en el interior –un refractor Mailhat de 38 centímetros de diámetro– fue fabricado en París en 1903. Su larga trayectoria ha permitido el estudio ininterrumpido de la climatología local, la actividad sísmica y la astronomía desde la capital catalana. “Hay documentación que demuestra que subían colegios a cargo de Josep Comas i Solà a visitar el Observatori desde su puesta en marcha hace 120 años”, detalla Marc Vicente, coordinador de ‘Sopar amb Estrelles’, a este medio.
El observatorio fue inaugurado en 1904 en presencia del rey Alfonso XIII y pertenece a la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. El nombre proviene de Camil Fabra i Fontanills, marqués de Alella, un industrial y político barcelonés que donó una importante suma de dinero para la realización de un proyecto que, en un primer momento, solo tenía en cuenta dos ámbitos: el astronómico y el meteorológico.
“Se tiene que conocer más porque es patrimonio de la ciudad”, destaca Vicente. El Observatori nace en el epicentro del modernismo catalán. Pese a ser un edificio neoclásico, tiene reminiscencias de la época modernista. Antiguamente, se usaban dos observatorios astronómicos ubicados en la Rambla, aun presentes, pero que quedaron en desuso a causa de la contaminación lumínica de finales del siglo XIX. A raíz de esta problemática, se decidió construir el Observatori Fabra en lo alto del Tibidabo.
Reconocimiento a la investigación
El Observatori Fabra ha recibido varias distinciones, entre las cuales se encuentran la placa Narcís Monturiol, de la Generalitat de Catalunya, y la Medalla de Oro de la Ciudad, del Ayuntamiento de Barcelona. En 2014, la European Physical Society (EPS) concedió al Observatori el reconocimiento de Historic Site (sitio histórico) por el descubrimiento de la atmósfera de Titán –entre muchos otros– y por sus series centenarias (meteorológica y sísmica). El Observatori Fabra ha sido el primer centro de España en recibir esta distinción de la EPS.