El Observatori Fabra de Barcelona lleva más de un siglo estudiando la astronomía. Se trata del centro en activo más antiguo del mundo, declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 2014. El telescopio que tiene en el interior –un refractor Mailhat de 38 centímetros de diámetro– fue fabricado en París en 1903 e instalado en la ciudad en 1904. Su larga trayectoria ha permitido el estudio ininterrumpido de la climatología local, la actividad sísmica y la astronomía desde la capital catalana.
Desde hace unos años, este emblemático lugar abre las puertas a los barceloneses ofreciendo una experiencia inolvidable bajo las estrellas, combinando la divulgación científica y la observación astronómica con una sugerente propuesta gastronómica al aire libre, en uno de los miradores más privilegiados de Barcelona.