La calle más corta de Barcelona mide solo cuatro metros. Se trata del carrer de l’Anisadeta, ubicado en el barrio del Born, entre el carrer dels Canvis Vells y la plaza de Santa María, que da acceso a la conocida como Catedral del Mar.
Su nombre proviene de una taberna llamada la Nisadeta del siglo X, que estaba en la emblemática calle de este barrio. El establecimiento era de los más famosos de la zona hace 13 siglos, ya que servían anís a los pescadores del puerto.
Leyenda urbana
Una leyenda urbana explica que en esta calle, había una joven que vendía anís en la zona y que todos los pescadores y trabajadores de la zona estaban enamorados de ella. Le proponían matrimonio infinidad de veces y, de repente, desapareció sin dejar rastro. A partir de ahí empezaron los rumores: desde una fuga voluntaria hasta un secuestro de un hombre que estaba obsesionado por ella.
La leyenda cuenta que esta mujer dejó huella en el barrio y le pusieron este nombre para recordarla para siempre.
Cambio de ubicación
A pesar de que la Nisadeta fue un sitio muy importante para la capital catalana, acabó desapareciendo en el siglo XII, ya que cambiaron su ubicación llevándola a unas barracas al lado de la catedral de Santa María del Mar.
Actualmente, la calle de la Anisadeta es uno de los puntos de atracción turística más curiosos de Sant Pere, Santa Caterina y Ribera. Solo tiene un edificio, un bar y un número.