No es solo un lugar más donde tomar algo. El Café del Centre, en la calle Girona 69, es uno de esos rincones mágicos, un punto de encuentro para aquellos que buscan revivir el espíritu de una Barcelona que ya no existe. Un pliegue en el tiempo: el café más antiguo en activo del barrio del Eixample.

Fundado en 1873 por la familia Bel, este emblemático local nació como un casino, un punto de encuentro para la burguesía de la época. Sin embargo, su historia se vio marcada por la prohibición del juego durante la dictadura de Primo de Rivera, lo que obligó al establecimiento a reconvertirse en un bar de barrio. Desde entonces, este superviviente centenario ha sido testigo de muchos momentos clave de la historia de Barcelona. Vivió uno de sus mejores momentos tras la Guerra Civil cuando, en los años 60, se transformó en un lugar de moda frecuentado por intelectuales y políticos antifranquistas, como Montserrat Roig, Pasqual Maragall y Tete Montoliu.

A pesar de que en 2021 la familia Bel traspasó el negocio al Grupo Confitería, los nuevos propietarios han logrado mantener intacta la esencia del local, restaurando cuidadosamente sus elementos originales y recuperando otros detalles perdidos, como el color verde burdeos, que ahora luce en el exterior.

Atravesar la puerta del Café del Centre y colarse dentro es como un viaje en el tiempo. Las mesas de mármol blanco, los espejos sinuosos y las columnas de fundición evocan la atmósfera de finales del siglo XIX. El techo, decorado con guirnaldas modernistas, y el pavimento de baldosas blancas y negras, añaden un toque clásico al espacio. Uno de los elementos más icónicos del café es la "pastera", una mesa de mármol poligonal utilizada en los juegos de azar cuando el local funcionaba como casino. También conserva la caja registradora original, un histórico reloj de casino y su viejo piano de pared que hoy actúa como biombo. La historia también está presente en las paredes, adornadas con pinturas del artista catalán Martí Teixidor.

A lo largo de los años, el Café del Centre ha sido escenario de películas. Su encanto reside en su capacidad de mantener viva la esencia de tiempos pasados, sin dejar de adaptarse a los nuevos tiempos. En 2023, coincidiendo con sus 150 años de historia, recibió el Premio Nacional de Establecimientos Comerciales Centenarios otorgado por la Generalitat de Catalunya.