Bajo el sol de media tarde del otoño recién estrenado, la imponente silueta blanca de Can Felipa deslumbra. Desde la plaza de Josep Maria Huertas Clavería, me detengo a observar el edificio: planta baja, primer piso, segundo, tercero y cuarto… ¡Con buhardillas! Cuesta creer que fuera una fábrica, pues su apariencia dista bastante del estilo fabril manchesteriano típico del Poblenou de finales del siglo XIX y principios del XX. Can Felipa evoca el estilo Beaux Arts francés, con sus ventanales a base de carpintería de cuarterones y su tejado de pizarra con buhardillas, que le otorgan un aire señorial. Ese aire afrancesado se vio reforzado con la reforma de 1991, diseñada por Josep Lluís Mateo, que transformó su color gris original en blanco y lo adaptó para convertirlo en el centro cívico que es hoy.

Un repaso rápido a su historia. El origen de Can Felipa se remonta a 1856, cuando Felipe Ferrando fundó una pequeña fábrica de blanqueo. Estaba situada en la intersección de las calles Marià Aguiló y Peralada, aunque esta última desapareció con la apertura del actual carrer de Pallars. En 1877, la familia Vilà adquirió la fábrica y la amplió. En 1920, se constituyó como Manufacturas Reunidas del Textil y fue renovada bajo la dirección del ingeniero Lluís G. Cot Font. En 1955, pasó a llamarse Central de Acabados Textiles (Catex) tras la fusión de varias empresas familiares. Durante esta etapa, el ingeniero Benet Puig Pusiñol realizó nuevas mejoras que dieron lugar al diseño que en gran parte ha perdurado.

Una fábrica para el barrio

A pesar de su expansión, Can Felipa no pudo escapar a la crisis del sector textil. En 1974, la empresa despidió a 72 obreros y, finalmente, cerró en 1978. Entonces, se convirtió en un símbolo de la lucha vecinal, con la Asociación de Vecinos del Poblenou liderando las reclamaciones para reutilizar el espacio en beneficio de la comunidad. En 1984, se llegó a un acuerdo para construir una piscina, que se inauguró en 1989, y un centro cívico, que abrió sus puertas en 1991 tras la reforma dirigida por Josep Lluís Mateo.

Espacio para el disfrute de los vecinos

Hoy, desde la acera de enfrente, se ve a la gente entrar y salir de Can Felipa. Adultos, niños, jóvenes y mayores… No cabe duda de que es un lugar de encuentro y referencia para los vecinos, un espacio clave en la vida social y cultural del Poblenou. Can Felipa, que tejió su pasado hilo a hilo, ha construido su presente con un entramado plural de entidades, asociaciones y grupos creativos. Además de albergar un CEM y organizar actividades y talleres para todas las edades, acoge el proyecto de arte contemporáneo La(b) Felipa, que incluye programas de artes visuales y escénicas, dando espacio a artistas emergentes.