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Los comercios y los artistas de Barcelona siempre han tenido un nexo de unión: los escaparates. En los años 50, algunas obras como la Porta metàl·lica i violí de Tàpies comenzaron a exhibirse en las vitrinas de la emblemática tienda de Gales, en paseo de Gràcia. Más tarde, otros artistas como Ramon Casas, Salvador Dalí o Joan Miró también comenzaron a recibir encargos de establecimientos que buscaban embellecer sus vitrinas. Y los artistas, como no, también se beneficiaron de ello. La represión franquista que sufrían les llevó a hallar en estos espacios su medio de expresión.

En la actualidad, este fenómeno continúa su curso. Y es gracias a la iniciativa de la publicación cultural Hansel i Gretel, que dirigen Llucià Homs y Fèlix Riera, con la colaboración de BarnaCentre. En 2022, decidieron recuperar e impulsar esta práctica con Aparadors Artístics, una iniciativa donde varios comercios históricos del barrio Gòtic se alían con artistas barceloneses para crear una ruta de escaparates artísticos con el objetivo de generar un diálogo entre comerciantes, artistas y la ciudadanía.

Una mirada libre

El artista Jacint Todó, en colaboración con la Joieria Sant, se unió a la iniciativa atraído por la libertad de la mirada del paseante, una que no está condicionada por el contexto habitual de una obra de arte. “Es una contemplación más libre”, afirma. Satisfecho con el resultado, señala que se han "fusionado perfectamente, con apenas un breve conocimiento mutuo”.

En su obra, Todó ha creado un bosque vertical en papeles hechos a mano, enriquecido con diminutos elementos como pétalos de flores desecados y papeles encontrados por casualidad. "La naturaleza imita a las joyas del escaparate, aunque en realidad es al revés", dice Todó, destacando la ironía que anima su creación. "En este equívoco, el escaparate baila y se divierte", añade.

Obra de Jacint Todó en la Joieria Sant Cedida

Fascinación alquímica del diamante

Las joyas también cobran protagonismo en la obra creada por Marc Ávila, en colaboración con Accent Created Diamods. Esta comercio especializado en la venta de diamantes sintéticos encajaba a la perfección con el artista, ya que estaba embarcado en un proceso creativo del mundo de los minerales críticos. 

"El escaparate de un comercio era un territorio inexplorado y podía ser un buen pretexto para hallar nuevos diálogos y sinergías", confiesa el artista sobre su participación en la iniciativa. Para su obra, Ávila fotografió tres piedras en distintas fases del proceso de formación del diamante sintético.

Fotografía de Marc Ávila Cedida

Romper con la inercia del "ver consumiendo"

La obra de Ávila, al igual que la vitrina del Accent Created Diamods, no saben si atraerán esa mirada libre de la que hablaba Jacint Todó. Pero lo que sí pretenden con la iniciativa es que ambas se "digirieran", y no solo "se consuman". "Queremos romper con la inercia del ver consumiendo, invitando al público a detenerse y experimentar el escaparate, contemplándolo con una mirada pausada y reflexiva", expresa el artista.

"El viandante normalmente está inmerso en una rutina acelerada, un ir y venir donde el encuentro con el escaparate es fugaz. Ese contacto visual, a menudo breve, puede convertirse en algo más profundo si el objeto despierta su interés", añade. 

Salir de la sombra de la masificación turística

Otro de los logros que alcanzan los comercios participantes en el proyecto Aparadors Artístics es salir de la sombra de la masificación turística. O al menos, así lo explica a Metrópoli Isabel Servera, artista que colabora con Casa Jonet, un comercio que frecuentaba Gaudí desde su fundación en 1901 como taller de ebanistería. Tras la Guerra Civil, se reinventó y en la actualidad está focalizado en la venta de sillas. 

"Muchas veces este tipo de tiendas históricas pasan desapercibidas y se sienten descontextualizados en una era de globalización". Sin embargo, al incorporar el arte en su entorno, genera "un diálogo entre su valor patrimonial y la contemporaneidad de la obra, lo que enriquece tanto el espacio como la percepción del espectador", asegura Servera.

Dos oficios que se encuentran

Una conversación entre lo artesanal y lo contemporáneo, entre el mobiliario utilitario y el objeto artístico. Esto es lo que han conseguido la artista y el propietario del establecimiento, Ferran Jonet, tras conectar la obra con el entorno de Casa Jornet

"Me interesaba establecer un diálogo con el comercio y con los dos oficios: el de la carpintería de Ferran Jornet y el mío como artista, en este caso desde la tradición textil", explica. Para ello, ha presentado por primera vez la pieza WD 6, un tapiz de algodón que ha tejido a mano en un telar tradicional de alto lizo.

"Esta obra pertenece a mi proyecto Word Documents, donde exploro la relación entre el textil y el lenguaje digital", argumenta. En esta pieza utiliza como referencia un degradado digital, vinculando el lenguaje textil al origen del código informático, generando así un juego de ida y vuelta entre el tejido y lo tecnológico.

Lugar de encuentro cultural y memoria viva 

La artista destaca que la iniciativa ha contribuido a que Casa Jonet se "transforme en un lugar de encuentro cultural y memoria viva de la ciudad", en lugar de ser visto únicamente como un punto de venta.

Del mismo modo, a juicio de Servera, Aparadors Artístics ha permitido crear "nuevas narrativas y destacar la importancia de preservar estos comercios", no solo como piezas de la historia, sino como actores activos en la vida cultural de la comunidad.

Los escaparates, "parte del éxito de un comercio"

El propietario del establecimiento, Ferran Jonet, también coincide en el concepto de "lugar de encuentro cultural y memoria viva" que menciona la creadora y añade que es una buena iniciativa porque los escaparates "forman parte del éxito de un comercio". 

El comerciante asegura a este medio que han notado un cambio en la afluencia de personas y clientes desde que comenzaron a participar en la iniciativa. "La gente se interesa mucho por la ruta de los escaparates, lo que ha contribuido a revitalizar el comercio en el Gòtic".

 Valor artesanal y riqueza cromática

Este "cambio en la afluencia de personas" era lo que esperaba encontrar la artista Sara Bonache al colaborar con el comercio Atelier de Ballerinas. "Me parecía interesante que nuestra obra pudiera llegar o encontrarse con un público de forma espontánea, a diferencia del público que entra a ver la obra a una galería o a un espacio expositivo".

La conexión artística fue inmediata, inspirada en el valor artesanal del producto y la riqueza cromática que define al Atelier. Por ello, el color es uno de los elementos protagonistas de su intervención. "La obra principal que cuelga del centro del escaparate está realizada con la técnica del pastel", detalla Bonache.

Para expandir la propuesta más allá del marco del cuadro, creó un políptico de madera que repite un elemento del cuadro, integrándolo con la base y las bailarinas. "Todos los elementos se relacionan entre ellos y con el producto de la tienda a nivel cromático y compositivo", explica. 

Obra artística de Sara Bonache en el comercio Atelier de Ballerinas Cedida

Dotar de carácter a los comercios

Para ella, el arte tiene la capacidad de dotar de personalidad y carácter a los comercios históricos, resaltando sus particularidades y alejándolos de la estandarización que domina muchos escaparates actuales. Su intervención busca precisamente poner en valor lo único y lo auténtico, tanto en la obra artística como en la oferta del comercio.

Bonache resalta que esta iniciativa fomenta la creatividad en los comercios y promueve la obra de artistas locales". A su vez, considera que ambos sectores "deberían apoyarse mutuamente con propuestas como esta, porque necesitan visibilidad para crecer, expandirse y superar las dificultades que enfrentan con el tiempo". 

Experiencia de ciudad

Ávila apoya la visión de Bonache sobre la necesidad de "superar las dificultades que enfrentan con el tiempo". Según él, Aparadors Artístics busca conectar la escena artística local con el tejido comercial del Gòtic, un barrio afectado por la gentrificación, donde "el comercio histórico o desaparece, o se transforma en una postal de Barcelona".

El artista señala que los conceptos de "localidad" y "ubicuidad" son difusos en el paisaje urbano actual, lo que provoca un desarraigo en comerciantes históricos y artistas locales que habitan una "tierra de nadie". Ávila considera que estas iniciativas son "necesarias" para fomentar la interacción con el entorno, ya que "sin estos espacios de encuentro, el arte local difícilmente dialoga con su propia ciudad".

Con el proyecto de Aparadors Artístics, Félix Riera, codirector de la publicación cultural Hänsel y Gretel, se propone a dar vida a estos conceptos y resaltar el talento artístico de la zona, al tiempo que impulsa el comercio histórico del barrio. "No es tanto una exposición, sino una experiencia de ciudad", concluye Riera.