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El distrito de la Dreta de l’Eixample está de enhorabuena. En breve, dispondrá de dos edificios con los que complementar la oferta de vivienda social en la capital catalana. La pasada semana, firmó el contrato de rehabilitación de uno de estos edificios. Se trata de un inmueble ubicado en el pasaje Gaiolà, cercano a la Sagrada Familia. En el año 2019, el consistorio se hizo con el edificio mediante una operación de tanteo y retracto. Más tarde, encargó su gestión al Institut Municipal d’Habitatge (IMHAB) para convertirlo en viviendas sociales.

En él, se ubican 9 viviendas, que se convertirán en seis por la reforma que comienza estos días, así como un local comercial. El inmueble fue construido en 1850 y tiene una superficie construida de 781 metros cuadrados.

Se da la circunstancia de que en este edificio casi todos los pisos están ocupados. Para rehabilitarlo, el Ayuntamiento echará manos de los fondos europeos Next Generation: costará 1.201.819 euros y las obras deberán estar finalizadas en dos años.

El mal estado del inmueble hace necesario reformarlo en profundidad y el Ayuntamiento aprovechará para poner en su lugar un edificio sostenible que funcione con energía fotovoltaica y sin peligros para la salud de sus inquilinos.

Curiosamente, poco antes de su compra por el Ayuntamiento, en el portal El Idealista salió en oferta el alquiler de una oficina en este inmueble (correspondiente al local referenciado anteriormente) a un precio de 1.500 euros mensuales.

En el informe de este portal, se anunciaba que los vecinos podrían ahorrar dinero instalando paneles solares en el tejado, para los que certificaba una superficie de 108 metros cuadrados disponibles que “reciben la luz del sol 3.074 horas al año”.

Esta casa es una ruina

Pero, en realidad, el edificio ya adolecía de males estructurales en ese momento. Los despachos Seguí Arquitectura y Jaime Prous Architects realizaron el proyecto de rehabilitación. El inmueble presenta deterioro, generalizado según los informes internos municipales, por lo que se hace necesaria su rehabilitación integral.

Una pareja observa los anuncios de viviendas en venta en una inmobiliaria EP

O sea, el edificio es una auténtica ruina en la que peligra también la salud de los inquilinos debido a las pésimas condiciones ambientales.

Los arquitectos detectaron humedades por capilaridad en la fachada y en el interior de los pisos, así como algunas fisuras verticales en los muros, crecimientos vegetales en los terrados, oxidación de elementos metálicos, la presencia de agentes xilófagos en las vigas de madera y humedades en las vigas de hormigón, humedades en paredes e incluso el desprendimiento de un falso techo a través de la cual se ve una fisura horizontal en el techo.

Desprendimientos y oxidación

El informe que realizaron los arquitectos no deja lugar a dudas: “En cuanto a la fachada principal, se observan diversas lesiones producidas por diferentes factores que echan a perder el revestimiento exterior a base de un mortero de cal con pintura.

En los extremos de la fachada, se observan filtraciones de agua que coinciden con los bajantes pluviales de cubierta y posiblemente son la causa del desprendimiento del revestimiento y los apósitos de suciedad.

De forma generalizada, en todo el revestimiento, se detecta el mal estado del rebozado de mortero de cemento debido a las inclemencias meteorológicas, el envejecimiento del material y la falta de mantenimiento. Todos estos factores se manifiestan como apósitos de suciedad y desprendimientos del revestimiento en diferentes puntos, como en las lindes de las oberturas o en la parte inferior de los voladizos”.

Al margen, los elementos metálicos de los balcones presentan oxidación debido a la falta de capa antioxidante, lo que ha provocado grietas en los cierres y fisuras en las paredes. En la fachada principal también denuncian “el pudrimiento y el mal estado de las carpinterías y persianas de la planta baja”.

Eliminado el ático

La antigüedad del edificio redunda en la habitabilidad de las viviendas. Las nueve plantas, se convertirán en seis, dos por planta. Se derribará el forjado del altillo porque no tiene licencia y desaparecerá el ático “porque no figura en ninguno de los documentos con licencia disponibles en el distrito ni en el archivo”.

En otras palabras, “no figura en las licencias otorgadas con anterioridad”. Según los arquitectos, “las instalaciones existentes están totalmente obsoletas y, por tanto, no es posible aprovechar ninguna de las instalaciones vigentes.

Por tanto, se propone realizar nuevas instalaciones de saneamiento, fontanería, electricidad, telecomunicaciones, sistema de agua caliente sanitaria y climatización. Se propone un sistema con placas fotovoltaicas que suministre electricidad al sistema comunitario y el sistema de agua caliente sanitaria y climatización realizado con sistema de aerotermia”.

Para acometer las reformas, el Ayuntamiento convocó a principios de año un concurso, al que se presentaron 5 empresas y que acabó ganando la compañía Obres i contractes Penta, cuya propuesta económica fue la más barata.

Dos pájaros de un tiro

El pasado mes de agosto, el Ayuntamiento también aprobó la compra por tanteo y retracto de otro edificio cercano, en la calle Diputación, formado por 23 viviendas (2 con alquiler de renta antigua, 12 de uso turístico y 9 a alquiler de temporada) para ampliar la oferta de vivienda social. También dispone de dos locales.

En este caso, la inversión de la compra es de 8,7 millones, en los que están incluidos los trabajos de reforma del mismo.

En este edificio, no obstante, las reformas a realizar son mucho menores debido a que no hay daños o deterioros estructurales. En concreto, el consistorio piensa dedicar sólo 842.300 euros a rehabilitación de las viviendas, mientras que 7,9 millones es el precio pagado por el inmueble. Los pisos, que tienen unos 50 metros cuadrados, irán destinados, en su mayoría, a jóvenes y la intención es poder entregarlas a lo largo de la presente legislatura.

Con la operación, el Ayuntamiento mata dos pájaros de un tiro: por un lado, aumenta la oferta de vivienda social y, por otra, elimina un nido de pisos turísticos, una realidad que se ha convertido en un dolor de muelas para los responsables del consistorio barcelonés.