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Casi un siglo de historia. La galería comercial subterránea de Barcelona, pionera en Europa, se construyó en 1929. 

Se trata de la Avenida de la Luz, la cual estaba ubicada en el subsuelo de la manzana de Pelayo y Plaza Catalunya.

En concreto, se encontraba adyacente al vestíbulo de la estación Plaza de Catalunya de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC).

Apertura oficial

Aunque la galería existía desde 1929, su apertura oficial ocurrió en 1940. Inicialmente, fue construida como una vía de servicio para la nueva estación de FGC, aunque quedó en el olvido tras la conclusión de las obras.

Tras la Guerra Civil, Jaume Sabaté i Quixal, ex-cónsul en Tailandia, vio el potencial de la galería y propuso adaptarla para ofrecer nuevos servicios comerciales.

Extensión de 175 metros

Con una extensión de 175 metros y 10 metros de ancho, la Avenida de la Luz albergaba inicialmente 68 establecimientos, que incluían una variedad de negocios. Además, en 1943 se instaló un pequeño estudio de Radio Nacional de España y se inauguró el Cine Avenida de la Luz.

La galería llegó a recibir hasta 60.000 visitantes diarios, convirtiéndose en un importante punto de encuentro y actividad comercial en Barcelona. Su éxito fue tal que se planteó la idea de ampliarla hasta la plaza Urquinaona y cambiar su nombre por el de Ciudad Subterránea de la Luz, aunque este proyecto nunca se llevó a cabo.

Falta de continuidad

A pesar de su inicial popularidad, la falta de continuidad en su desarrollo y gestión llevó a un declive progresivo, especialmente con la puesta en marcha del proyecto del Triangle. Finalmente, el 21 de mayo de 1990, la Avenida de la Luz cerró sus puertas.

Actualmente, parte de la galería alberga la tienda de cosméticos Sephora, la cual conserva algunas de sus características originales, como las columnas, aunque pintadas de blanco y negro.