Desde la Ronda de San Pere, Casa Ràfols es un emblemático edificio que ha pasado por diversas transformaciones a lo largo de los años.
Fundada en 1911 como una de las ferreterías más destacadas de la ciudad, esta histórica tienda era conocida por su espectacular fachada y su oferta de herramientas y utensilios domésticos.
Sin embargo, tras más de un siglo de actividad, el negocio cerró en 2013, dejando un vacío en el vecindario. En 2017, el Grupo Balcastro reabrió el local como un restaurante y coctelería, conservando la esencia de su pasado mientras apostaba por una oferta gastronómica contemporánea. Esta es la historia de Casa Ràfols.
Una reforma que respeta la historia
La reconversión del espacio, que supuso una inversión cercana a los dos millones de euros, preservó elementos clave del edificio original, como su fachada modernista y su histórica placa de hierro forjado.
Pero el verdadero tesoro se encuentra en su interior: una serie de espacios únicos que combinan el glamour de principios del siglo XX con un ambiente vibrante y moderno. En el antiguo taller de la ferretería, ahora se encuentra el Club 61, un elegante salón que evoca los clubes de jazz de la época, con sus sillones de terciopelo rojo, lámparas modernistas y un techo impresionante de 4 metros de altura.
Más abajo, en el Underground, un espacio de ambiente speakeasy y decoración retro, se respira la misma atmósfera clandestina que, según cuentan, albergó cenas secretas durante la Guerra Civil.
Gastronomía de mercado con alma local
La propuesta gastronómica de Casa Ràfols no es menos cautivadora. Con una filosofía basada en la cocina mediterránea de mercado, todos sus platos son caseros y elaborados con productos locales y de proximidad.
Su carta, diseñada para compartir, incluye pescados ahumados y marinados en la casa, como el salmón, las sardinas y el bacalao, así como carnes de calidad y recetas tradicionales, como la carrillera de ternera a la brasa con puré de calabaza asada.
Además, su gama de conservas, aceites y vinos de producción artesanal, muchos de ellos de marcas locales, permiten a los comensales llevarse a casa una parte de la experiencia.
Un espacio versátil
Con una capacidad para recibir a más de 1.700 comensales a la semana y un equipo de 42 personas, Casa Ràfols ha logrado convertirse en uno de los referentes gastronómicos de la ciudad.
Los tres niveles del restaurante incluyen espacios versátiles que pueden albergar desde grandes celebraciones hasta eventos más íntimos, con un toque personal que recuerda la historia del lugar.
Su sótano, ahora una coctelería clandestina, fue en su día el escenario de reuniones secretas, y hoy, con su atmósfera de luz roja tenue y decoración inspirada en el cine de David Lynch, sigue siendo uno de los lugares más fascinantes de Barcelona para disfrutar de un cóctel.
Un viaje por la historia y la gastronomía de Barcelona
En este restaurante se combinan con maestría la historia, la gastronomía y la modernidad, logrando una experiencia única que ha conquistado a locales y turistas por igual.
Aquel antiguo comercio de ferretería que abastecía a la ciudad con tornillos y herramientas, hoy ofrece, en su lugar, un menú que celebra lo mejor de la cocina catalana y mediterránea, y un ambiente que no olvida sus raíces.