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En Barcelona, los bares de tapas forman parte esencial de la vida social y cultural de la ciudad, pero pocos pueden presumir de ser verdaderos testigos de la historia. Entre ellos, destaca un establecimiento en el Eixample, que desde 1928 ha servido como punto de encuentro para generaciones de barceloneses y visitantes. Su terraza, una de las más solicitadas del paseo de Sant Joan, es solo una parte del encanto de este lugar icónico.

A lo largo de casi un siglo, este bar ha sido sinónimo de tradición, buena comida y un servicio cercano que trasciende el tiempo. Declarado Lugar Emblemático por su valor histórico y cultural, su combinación de ambiente acogedor y tapas excepcionales lo convierte en una parada obligatoria para quienes buscan lo mejor de la gastronomía catalana.

Bar Oller: un rincón con historia

El Bar Oller, fundado en 1928 por Josep Oller, comenzó como un pequeño negocio que ocupaba la mitad del espacio que tiene actualmente. En los años 60, gracias al éxito del local, la familia pudo ampliarlo al doble de su tamaño al adquirir un local contiguo. Desde entonces, el bar se ha consolidado como uno de los referentes gastronómicos y sociales del paseo de Sant Joan.

Tapas del Bar Oller / RRSS

Tapas que conquistan paladares

Las especialidades del Bar Oller son un homenaje a la tradición de las tapas. Sus platos estrella incluyen mejillones, calamares, mariscos y pulpo, preparados con recetas que han pasado de generación en generación. Además, las tortillas y croquetas son imprescindibles para quienes lo visitan. Pero si hay algo que destaca son sus crestas alargadas, rellenas de combinaciones como gruyère, sobrasada, anchoas, roquefort o escalivada, que han ganado fama entre locales y turistas.

En primavera, la terraza del Bar Oller se convierte en uno de los puntos más concurridos del Paseo de Sant Joan. Su ubicación privilegiada y su ambiente relajado hacen que encontrar una mesa sea casi un reto. Este espacio al aire libre es ideal para disfrutar de una comida o unas tapas mientras se observa el ritmo de la ciudad.

Un legado que perdura

En 2002, tras décadas de gestión familiar, Alcides Pimentel, quien trabajaba como camarero en el bar desde 1991, asumió la dirección del establecimiento. Pimentel, un geógrafo de formación, tomó las riendas del negocio manteniendo su esencia histórica y su compromiso con la calidad. Bajo su liderazgo, el Bar Oller sigue siendo un punto de encuentro para quienes buscan autenticidad en el corazón de Barcelona.

El Bar Oller no es solo un bar; es un lugar que reúne historia, gastronomía y comunidad. Sus paredes han sido testigo de innumerables historias y encuentros a lo largo de casi un siglo, convirtiéndolo en un símbolo del barrio y en una parada obligatoria para quienes desean saborear la auténtica tradición barcelonesa.