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Barcelona esconde muchas curiosidades poco conocidas por sus residentes. Entre ellas está una estación de la L5 del Metro de Barcelona que nunca se llegó a usar. Ubicada entre las estaciones de Sagrada Família y Sant Pau-Dos de Maig, esta parada se construyó en 1930, pero nunca se inauguró por un cambio en el proyecto inicial. 

Aunque algunos han oído hablar de su existencia, muy pocos han tenido la oportunidad de visitarla. La estación Gaudí, nombre que recibió en el momento esta infraestructura, fue concebida como una de las paradas da la línea 2 del metro, pero nunca llegó a estar operativa, aunque contaba con un andén con escaleras mecánicas, vestíbulo y boca del metro.

Motivos de su no inauguración

Existen varias teorías sobre por qué la estación permaneció cerrada. Algunos sostienen que se debió a problemas técnicos que hicieron inviable su apertura, mientras que otros apuntan a dificultades económicas o logísticas relacionadas con la construcción de la línea 2 en un contexto de crisis.

Sin embargo, las leyendas urbanas no han tardado en adueñarse del lugar. Se ha hablado incluso de supersticiones que involucraban a la estación, sugiriendo que estaba "maldita", una creencia que podría haber influido en su permanencia cerrada durante tanto tiempo. Además, el estallido de la Guerra Civil Española pudo haber desviado los recursos necesarios para su finalización, dejando la estación en el olvido.

La estación de Gaudí durante la Navidad de 2008, luciendo una decoración especial de TMB pensada para ser contemplada por los usuarios de la L5 desde el tren.

Usos: Navidad y visitas

A pesar de nunca haber sido utilizada para el servicio de pasajeros, la estación Gaudí ha tenido algunos momentos de protagonismo. En varias ocasiones, especialmente durante la Navidad, se ha iluminado con decoraciones festivas que atraían la atención de los viajeros, quienes podían verlas a través de los vagones de la línea 5. También ha sido escenario de actos culturales limitados y, durante un tiempo, albergó la sede de la Asociación de Jubilados del Metro, lo que le dio un uso temporal, aunque no oficial.

Hoy en día, la estación Gaudí sigue siendo un símbolo de los secretos urbanos que la ciudad guarda bajo su superficie. Un vestigio que, a pesar de no haber cumplido su función original, sigue siendo parte de la memoria colectiva de Barcelona. Su eventual apertura podría ser una oportunidad para adentrarse en la historia menos conocida de la ciudad.