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Bella Aurora anuncia el enorme rótulo verde sobre el edificio de dos plantas que ocupa el número 5 de la calle Balmes. Integrado en el paisaje urbano y protegido por el Ayuntamiento, sus letras de caligrafía elegante, aunque pasada de moda, guardan la esencia de una de las marcas de cosmética más emblemáticas de la ciudad. Este rótulo representa el legado de una empresa que marcó una era en el cuidado de la piel bajo un lema que resonó (y aún resuena) en la memoria colectiva de varias generaciones de mujeres: "Para juventud, belleza y lozanía, Bella Aurora cada día".

La historia de Bella Aurora en Barcelona comenzó en 1914, cuando la empresa barcelonesa Gili introdujo en España los productos de esta firma estadounidense, fundada en 1890 en Aurora (Illinois) por el laboratorio Stillman & Co. La marca pronto se ganó un lugar destacado en el mercado gracias a sus tratamientos antimanchas, cuya eficacia convirtió sus productos en un referente para las mujeres españolas.

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Durante la posguerra, Gili adquirió los derechos de la marca, la desvinculó de su matriz americana y comenzó la producción local en laboratorios españoles. Bella Aurora estableció su sede en el número 5 de la calle Balmes, donde se consolidó como un símbolo de la belleza y del cuidado de la piel en España durante décadas. Durante más de 50 años tuvo una gran presencia en el mercado, sin embargo, a finales de los setenta, entró en un periodo de silencio de casi dos décadas, debido a la entrada de multinacionales de cosméticos en el mercado.

De madres e hijas

Gili mantuvo las riendas de Bella Aurora hasta el 2000, cuando la compró IMC Med Cosmetics, que 14 años después adoptó el nombre de Bella Aurora Labs y devolvió la marca al candelero, recuperando su esencia en pleno centenario de la marca. Tras la salida de Bella Aurora, el edificio albergó diversos usos comerciales y corporativos, entre ellos, unas oficinas de Julia Tours.

Luego, el espacio permaneció cerrado durante varios años, hasta que en 2023 volvió a sus raíces cosméticas y se convirtió en la sede de Miin Korean Cosmetics, una empresa con raíces coreanas fundada por la emprendedora Lilin Yang en 2014. Este nuevo inquilino, especializado en productos de belleza coreanos, ha devuelto el carácter cosmético al emblemático edificio.

Sobre sus dos plantas, en las que ahora predomina el rosa, sigue luciendo el emblemático cartel verde de Bella Aurora. Con su diseño de caligrafía pasada de moda pero elegante y discreta, este reclamo publicitario de otra época es hoy un recordatorio visual y el símbolo del “secreto de belleza” mejor guardado que ha pasado de madres a hijas durante generaciones.