Girona tiene una pequeña localidad medieval que encandila a amantes de la montaña y el mar y que este invierno se postula como uno de los destinos preferidos por los aficionados al senderismo.
Se trata de Pals, un encantador pueblo costero que combina historia, belleza natural y una variada oferta cultural y gastronómica, que lo convierte en un lugar ideal para una escapada de fin de semana.
Rutas a pie
A una hora y media de Barcelona en coche se puede encontrar este pueblo, uno de los más hermosos de Catalunya con apenas 2.000 habitantes.
La localidad ha conservado su esencia medieval a lo largo de los siglos. Prueba de ello es la majestuosa iglesia de Sant Pere, de origen románico y con elementos góticos, que es uno de los puntos referentes del municipio. De hecho, desde ella se pueden iniciar multitud de rutas senderísticas a pie, para los iniciados y los más veteranos, de mínimo tres kilómetros.
El entorno natural de Pals es perfecto para los amantes del senderismo. Varias rutas de montaña parten del pueblo, ofreciendo la oportunidad de explorar la naturaleza virgen de la región.
El arroz de Pals es imprescindible
La cultura en Pals se manifiesta no solo en su arquitectura y paisaje, sino también en sus tradiciones y gastronomía. El arroz de Pals, cultivado en los campos de la comarca desde el siglo XV, es un ingrediente estrella que se puede disfrutar en numerosos platos típicos. Restaurantes locales ofrecen desde paellas hasta arroces caldosos, todos preparados con este exquisito grano que ha ganado reconocimiento por su calidad.
¿Cómo llegar?
Llegar a Pals desde Barcelona es sencillo. A través de la autopista AP-7 y la carretera C-31 se puede alcanzar este encantador pueblo en aproximadamente una hora y media.