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Barcelona es una ciudad conocida por su arquitectura modernista y su vibrante vida cultural. Sin embargo, más allá de las rutas turísticas tradicionales, la ciudad esconde una faceta oculta, llena de misterios, leyendas y símbolos esotéricos que siguen fascinando a quienes se atreven a descubrirlos.

Uno de los lugares más enigmáticos de la capital catalana se encuentra a tan solo dos minutos de la Plaza Catalunya: la Calle de Estruc, un pequeño callejón que guarda un sinfín de secretos relacionados con la magia, la alquimia y la historia medieval de la metrópoli.

Con una longitud que no supera los 200 metros, este pintoresco rincón de la ciudad esconde detalles mágicos en sus fachadas y placas con inscripciones que remiten a tiempos de brujería y curanderismo. 

Un mago en el siglo XV

El origen del nombre de la calle se remonta al siglo XV, cuando un conocido brujo y mago, Astruc Sacanera, vivía en la zona. Según la historiadora Carolina Zarauza, Sacanera era un “astrólogo o brujo” que se dedicaba a la venta de una piedra escurçonera, la cual, según la tradición medieval, tenía propiedades curativas contra la rabia y las picaduras de víboras.

Aunque en esa época los magos eran considerados figuras respetadas por sus conocimientos en medicina y astrología, la figura de Sacanera se asoció con la magia curativa más que con los estigmas demoníacos que siglos después serían asociados a los brujos.

La conexión de la calle con la magia y la medicina popular se refuerza a través de la etimología del nombre "Estruc". En catalán, "astruc" significa "suertudo" o "aquél que tiene buen astro", y también se asocia a una planta medicinal, el mirto, conocida por sus propiedades curativas. Además, la misma palabra "astruc" se utilizaba para referirse a aquellos que practicaban la brujería o la astrología, un saber que en la Edad Media no solo tenía tintes místicos, sino también científicos, ya que combinaba la medicina popular, la botánica y el conocimiento de los astros.

La magia de las fachadas y las placas misteriosas

La Calle de Estruc es más que una simple vía de paso. Al caminar por ella, es fácil encontrar detalles que parecen haber sido puestos allí para aquellos con los ojos abiertos a los secretos de la ciudad. En sus fachadas, el visitante atento podrá descubrir números y símbolos en los portales de las casas, que no son meros adornos, sino elementos con una clara carga simbólica. A lo largo de la calle se encuentran diversas placas con inscripciones en una variante simbólica del hebreo, junto a talismanes que, según cuentan, protegen de la mala suerte a quienes las leen hasta el final.

Una de las fachadas de la calle Estruc de Barcelona Ramón Sales, en BCNROC (Repositori Obert de Coneixement de l'Ajuntament de Barcelona)

Estas placas fueron colocadas en la década de 1980 por Ricard Bru, un alquimista y médium que, tras obtener los permisos pertinentes, decidió rendir homenaje a la historia de la calle y a su vínculo con el esoterismo. Bru, conocido por su fascinación por los antiguos saberes, diseñó las placas con la ayuda de influencias que, según él, llegaron a través de un trance, en el que espíritus del más allá le guiaron en la creación de los talismanes. Entre los textos que figuran en las placas destaca uno que explica el origen del nombre de la calle y su conexión con Astruc Sacanera: “A primeros del siglo XV la gente llamaba a esta calle Astruc Sacanera, o sea del astrólogo o brujo de Sacanera. Astruc es una hierba curativa y una palabra antigua aplicada a astrólogos o brujos”.

Entre la magia y la tragedia

Aunque la calle tiene una historia de hechicería y sabiduría ancestral, también ha sido testigo de tragedias más recientes. En 1909, la Calle de Estruc fue el escenario de un horrendo crimen, cuando un matrimonio y su bebé fueron asesinados a hachazos en su hogar. Este trágico suceso quedó grabado en la memoria de los barceloneses, aunque la historia mágica de la calle parece haber superado esta tragedia.

Hoy en día, el misterio de la calle de Estruc sigue vivo. A tan solo unos pasos de la agitada Plaza Catalunya, este rincón de la ciudad se mantiene en su mayoría ignorado por el turismo masivo, lo que lo convierte en un lugar perfecto para aquellos que buscan un toque de magia en una ciudad que, a simple vista, parece estar completamente desprovista de ella.

Un vestigio medieval en el corazón de Barcelona

La Calle de Estruc no solo esconde historias de magia y curanderismo, sino que también es un vestigio de la Barcelona medieval. En la Edad Media, esta zona formaba parte de los suburbios extramuros, agrupados alrededor de los monasterios, y no fue hasta el siglo XIV que se integró dentro de las murallas de la ciudad. El nombre de Estruc aparece por primera vez en las cortes de Barcelona de 1358, cuando se mencionaba en relación con los impuestos sobre las viviendas de la zona.

Además de su vínculo con el esoterismo, la calle también guarda una conexión con los antiguos gremios de curanderos, médicos y astrólogos que practicaban sus conocimientos en los barrios más humildes de Barcelona. A lo largo de los siglos, la figura de Sacanera se fue entrelazando con las leyendas locales, haciendo de la calle Estruc un pequeño espacio cargado de preguntas.

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