Gestionar el castillo de Montjuïc no es gratis, 5,5 millones en cuatro años. ¿Eran conscientes las administraciones catalanas? En abril del 2007, el gobierno español cedía ostentosamente el Castillo de Montjuïc al Ayuntamiento de Barcelona. Regía el Ejecutivo central el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y la gestión de la ciudad estaba en manos del también socialista Jordi Hereu.
Se cumplía, así, una vieja reivindicación de las izquierdas y de los independentistas muy cargada de simbolismo: con la rendición de la fortaleza que señorea Montjuïc se desalojaba de ese baluarte al Ejército español y se contribuía a la ‘desmilitarización’ de Barcelona.
Acceso al Castillo de Montjuïc
Dos años después, cerraba el Museo Militar existente en su interior, dispersando sus obras por el Museu Històric i Militar de Figueres, el Museu Frederic Marès, el Museu Etnològic y otras instituciones o acuartelamientos españoles. Una imagen políticamente muy potente y fácil de gestionar por parte de los políticos.
Sin embargo, tras el simbolismo de la ceremonia hay una responsabilidad añadida de la que el ciudadano no se percata, puesto que se queda sólo en el análisis político del acontecimiento: la gestión del monumento cuesta dinero.
De hecho, cuesta mucho el mantenimiento del recinto de la montaña. En concreto, a los barceloneses les sale a pagar bastante más de un millón al año para la gestión de las actividades que hay dentro, aparte de la limpieza, la restauración, la seguridad y otros gastos varios.
Actividades públicas
Entre sus paredes, hay ahora un centro de interpretación y se celebran visitas guiadas para que el público pueda conocer la historia del recinto.
También se celebran distintas exposiciones (en 2024, hubo 3, una de ellas del Fashion Art Institute sobre la influencia de Gaudí en la moda, el arte y la arquitectura, que estuvo abierta hasta el 6 de enero). Este 12 de febrero se celebra una jornada de puertas abiertas con motivo de las fiestas de Santa Eulàlia.
El Ayuntamiento sacó a concurso la gestión del recinto en dos lotes. Por un lado, ofertó los servicios de gestión, atención al público y mantenimiento del recinto.
Vista panorámica de Barcelona desde el Castillo de Montjuïc / KIPPELBOY
La contratación se articuló a través del Institut Municipal de Cultura (Icub), que incluye este recinto en la red pública de centros culturales de Barcelona.
Alquiler de salas y espacios
En este cometido se incluye desde la recepción, información y atención al público presencial y virtual como la venta de entrada, el control de actividades, la gestión del servicio de audioguías, el control de las salas y espacios o la venta de publicaciones.
La estrategia de prensa y comunicación o el alquiler de salas para eventos culturales o comerciales también es cometido de la empresa adjudicataria.
Para cumplir con esa actividad es preciso, al menos, una quincena de personas continuamente de lunes a domingo.
Uno de los cometidos es “captar clientes” para la cesión temporal de espacios a terceros, es decir, buscar clientes que alquilen los espacios.
El Castillo tiene salas grandes y pequeñas polivalentes, el patio de armas., la terraza del patio de armas, la zona del Jardí del Timbaler, la zona de Baluards Sant Carles y Santa Amalia, las salas de Residencia de Oficiales y algunos salones más del interior del primer recinto.
Magmacultura acapara todo
Por otro lado, también se ofertó la prestación del servicio educativo y de mediación. En este lote se incluyen actividades como las visitas guiadas al Centro de Interpretación del Castillo de Montjuïc dirigida al público en general; las visitas guiadas a escolares; las visitas guiadas tematizadas, ya sea para visitas nocturnas, en días especiales o bajo petición expresa; los talleres para público familiar en fines de semana o festivos; talleres pedagógicos para escolares; o actividades diversas del Icub en sus actividades, ya sea dentro del programa InMuseum o del Patrimonia’m.
Vista nocturna del Castillo de Montjuïc / ARCHIVO
Los dos lotes fueron acaparados por la empresa Magmacultura. La gestión del recinto le supondrá durante los dos próximos años (2025 y 2026) un total de 2.274.433 euros; los servicios educativos y de mediación le supondrán otros 478.281 euros por el mismo periodo. En total, 2.752.714 euros.
La cláusula tercera de ambos contratos, sin embargo, establece que “el contrato será de 24 meses (…) pero se podrá prorrogar por dos años más por acuerdo del órgano de contratación”.
Eso representa que el monto total del encargo supera los 5,5 millones de euros durante el próximo cuatrienio. Es la cara desconocida de una cesión histórica a la ciudad de Barcelona.