
El mercado de Sant Antoni que esconde una fortificación del S.XVII
El popular mercado de Barcelona que esconde una fortificación del S.XVII: fue clave durante la Guerra dels Segadors
La fortificación, construida en el siglo XVII, formaba parte del sistema defensivo de Barcelona y protegía la entrada a la ciudad desde Aragón
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¿Una mañana de mercado? En Sant Antoni, la lista de la compra se marida con la Historia. Puedes elegir el pescado o la carne para la cena, disfrutar del aroma de la verdura y la fruta fresca y, después, bajar a la planta-1 y viajar en el tiempo a través de un fragmento recuperado de la historia defensiva de Barcelona: el Baluard de Sant Antoni.
Esta fortificación, redescubierta durante las obras de remodelación del mercado en 2009, es un hallazgo imprescindible para comprender la importancia estratégica de este punto de la ciudad.
Construido a mediados del siglo XVII con piedra de la cantera de Montjuïc, el Baluard de Sant Antoni formaba parte del entramado de once baluartes que protegían la ciudad. Su misión era defender el Portal de Sant Antoni, la principal puerta de entrada a Barcelona desde Aragón, por donde desfilaban reyes, príncipes y embajadores.

El Baluard Sant Antoni en Barcelona
Origen de la fortificación
El baluarte nació como respuesta a las tensiones bélicas del siglo XVII, especialmente durante la Guerra dels Segadors. Su diseño pentagonal, con una longitud de 90 metros y una altura conservada de 2,33 metros, lo convertía en una pieza clave para reforzar la defensa de las murallas medievales. Desde aquí, una línea atrincherada se extendía hasta el Castell de Montjuïc, formando un complejo sistema de protección.
Con el derribo de las murallas en 1854, el baluarte fue parcialmente desmantelado. Una parte de su estructura se utilizó para construir un cuartel militar, abriendo una nueva vía a la actual avenida de Mistral. Sin embargo, en 1871, el proyecto urbanístico de Ildefons Cerdà reservó este espacio para la construcción del Mercat de Sant Antoni.
Las obras destapan el tesoro
Las obras de reforma del Mercat de Sant Antoni en 2009 fueron cruciales para sacar a la luz los restos del baluarte y su sistema defensivo. Hoy, integrado en el subsuelo del mercado, se conserva un tramo de su estructura original, además de la contraescarpa, el muro exterior del foso que rodeaba el baluarte. Junto a esta, la recreación de parte del foso permite hacerse una idea de la profundidad y de su importante función defensiva.

Fachada del Mercat de Sant Antoni en una imagen de archivo
Además del baluarte, las excavaciones revelaron restos aún más antiguos, como un tramo de la Via Augusta Romana, el antiguo camino que atravesaba la ciudad, una antigua necrópolis o la estructura de una antigua almazara (molino de aceite) de época romana, un hallazgo excepcional que ilustra la actividad económica de la zona ya en la antigüedad.
Diversos plafones informativos en las diferentes entradas del mercado y a lo largo del recorrido del baluarte ayudan a contextualizar todos estos hallazgos. Y así es como, con la cesta de la compra en una mano y la barra del pan y los croissants debajo del brazo, uno se encuentra de repente caminando entre piedras centenarias e inmerso en una lección de historia.