Nadine Sierra en el Liceu

Nadine Sierra en el Liceu LICEU

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De nuevo genial Nadine Sierra en el Liceu

La soprano estadounidense logra fabulosos halagos por su actuación en 'La Sonnambula' en el Liceu, la ópera más difícil de Bellini 

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Brava, maravillosa, soberbia… todo eso, y más, se escuchaba a la salida del estreno de La Sonnambula en el Liceu gracias a una Nadine Sierra en estado de gracia. El jovencísimo tenor Xavier Anduaga, 29 años, estuvo muy bien, lo mismo que la orquesta y coros dirigido por otro joven maestro, Lorenzo Passerini, 34 años.

El resto del elenco bien, o un excelente ballet que aportaba bastante al dramatismo de la ópera. Solo desentonó la pobre escenografía, pero todo, todo, daba igual, escuchar a Sierra en estado de gracia es un lujo que tenemos que disfrutar mientras su agenda nos lo permita. No biseó porque no quiso, y no recibió una ovación de 10 minutos porque tampoco quiso, pero el público entró en éxtasis con una interpretación simplemente sublime.

Esta temporada hemos tenido el privilegio de escuchar en dos óperas y un recital a la soprano más en forma, y más de moda, del momento. Y volverá una cuarta vez con West Side Story con Dudamel y Juan Diego Florez en julio.

La norteamericana ha cantado este año la Marsellesa en la reapertura de la Catedral de Notre Dame y en el baile de debutantes de la Opera de Viena, siendo una de las estrellas tanto del festival de Salzburgo como del de la Arena de Verona, por lo que puede cantar donde le venga en gana.

Escena de 'La Sonnambula' en el Liceu

Escena de 'La Sonnambula' en el Liceu A. BOFILL

Tenerla tantos días en Barcelona es un lujo que no sé cuándo nos lo podremos volver a permitir. De momento parece que le apetecen más los teatros de segunda que los de la Champions, veremos lo que tarda en rendirse a los circuitos de los majors (Metropolitan, Opera House o Viena). De momento ya parece recurrentemente en Viena, con Anduaga pero también con Juan Diego Florez, por lo que perderla es solo cuestión de tiempo. Así que cada vez que la disfrutemos hay que hacerlo con intensidad.

Con esta Sonnambula, probablemente la ópera más difícil de Bellini, prácticamente acaba prematuramente la temporada porque lo que queda, salvo la citada West Side Story, y Beczała en Rusalka, no quedará en nuestro recuerdo. Pero no es cuestión de llorar por el futuro cuando el presente es tan mágico.

Facultades excepcionales

Nadine Sierra simplemente deslumbra con una voz increíblemente potente a la vez que dulce y modulada pero también con unas grandes dotes de interpretación. No solo canta como los ángeles sino que se mete en su papel de una manera excepcional. Su actuación la subraya un ballet excelente en la ejecución, pero también en la concepción, pues parece una prolongación de sus sueños. Esta incorporación es, sin duda, lo mejor de una producción bastante sosa por lo demás.

Una escena de 'La Sonnambula' en el Liceu

Una escena de 'La Sonnambula' en el Liceu A. Bofill

La producción, dirigida por Bárbara Lluch, nieta de la genial Nuria Espert, se estrenó en el Real hace dos años, curiosamente con el mismo reparto, y es más bien floja, de hecho incluso recibió tímidos abucheos al salir a saludar a pesar del entusiasmo del público con Sierra. El escenario está en general desnudo (un árbol, una máquina de vapor o una casa, según la escena), con un fondo plano. La aportación del ballet, Metamorphosis danza, Iratxe Ansa e Igor Bacovich, es más que correcta, pero la escena del conde con Amina, La sonnambula, es, tal vez, demasiado truculenta. En resumen, no rompe nada, pero tampoco aporta gran cosa.

Xavier Anduaga está también soberbio en el papel de Elvino, luciendo unas facultades excepcionales. La única duda para alguien tan joven es si será capaz de tener un repertorio que le permita progresar y no se deje tentar por la fama rápida, como ha pasado a no pocos tenores. Hoy puede cantar con cualquier soprano de fama internacional y puede deslumbrarse con sus éxitos, que no son pocos. Ha biseado ni más ni menos que en la ópera de Viena y toda su carrera depende no de sus increíbles facultades sino de la inteligencia que le pongan él y su entorno.

Una y mil veces

El resto del elenco está bien, pero no en el nivel excepcional de Anduaga y Sierra. Debutó en el Liceu, y en un teatro relevante, Sabrina Gárdez, nacida en Cuba, criada en Valencia desde que tenía 6 años y educada en la música entre Valencia y Barcelona ha hecho su periplo por teatros menores, cubriendo todas las etapas para ser esta su primera actuación en un teatro como el Liceu, y la verdad es que estuvo muy bien, tanto que arrancó una ovación a telón abierto en una de sus arias. Ojalá sirva esta buena actuación para dar un buen empujón a su carrera.

Una escena de 'La Sonnambula' en el Gran Teatre del Liceu

Una escena de 'La Sonnambula' en el Gran Teatre del Liceu A. Bofill

El papel del Conde Rodolfo lo representa el bajo-barítono Fernando Radó, con una carrera mucho más hecha que Gárdez y, sin embargo, su actuación en esta ocasión estuvo un peldaño por debajo. No estuvo mal, pero es que el resto estuvo en otra dimensión. Solo añadir que se encuentra físicamente muy en forma, como se puede observar en la escena en la que se genera el malentendido con Amina.

Del resto destaca la madre de Amina, Teresa, interpretada por Carmen Artaza, también debutante en el Liceu.

En resumen, una escenografía mediocre, que aporta un buen elemento dramático con un ballet que representa los sueños de la Sonnambula, con un elenco joven que lo hace muy bien, una orquesta y coros muy bien dirigidos, un fabuloso tenor y por encima de todo una soberbia cantante, y actriz, en un momento dulce que merece la pena ver y escuchar una y mil veces.