Hablar de Gràcia es hablar de uno de los barrios más auténticos y con más personalidad de Barcelona. Aunque forma parte del núcleo urbano desde hace más de un siglo, el barrio conserva el alma de un pueblo independiente con plazas llenas de vida, calles estrechas y empedradas, un fuerte tejido vecinal y una atmósfera que mezcla tradición, cultura y modernidad.
No por nada ha sido el lugar escogido por la inteligencia artificial para vivir. Sus "espacios verdes, viviendas sostenibles y el aire limpio" lo convierten en una de las zonas más "sanas" de la capital catalana, afirma.
Planes que solo puedes hacer en Gràcia
Más allá de pasear y dejarte llevar, Gràcia ofrece multitud de actividades. Puedes ver una película en versión original en el cine Verdi, perderte en las pequeñas librerías de la calle Astúries, o descubrir los secretos del Refugi Antiaeri de la Plaça del Diamant, un vestigio de la Guerra Civil Española.
Sin olvidar que en agosto, el barrio se tiñe de miles de colores por las Festes de Gràcia, una de las celebraciones más populares y creativas de la ciudad donde cada calle compite por la mejor decoración temática.
Un estilo de vida tranquilo pero vibrante
Quienes buscan calidad de vida en una gran ciudad como Barcelona, Gràcia se configurará como el barrio ideal para ellos.
A diferencia del bullicioso Eixample o del turístico Gòtic, esta parte de la capital catalana ofrece un ambiente más relajado, donde las plazas actúan como puntos de encuentro para familias, jóvenes y mayores.
La plaza de la Vila de Gràcia de Barcelona
Plazas como la del Sol, la Virreina o la del Diamant son auténticos salones al aire libre, donde la vida fluye con naturalidad a cualquier hora del día.
Además, cuenta con un tráfico limitado y un diseño casi peatonal que facilita el paseo y el disfrute de las tiendas tan características del barrio.
Un pasado rural y artístico
El origen de Gràcia se remonta al siglo XVII, cuando se construyó el convento de Nostra Senyora de Gràcia. Durante siglos fue una villa independiente, de carácter agrícola y con una intensa vida social.
No fue hasta 1897 que se anexionó oficialmente a Barcelona y durante el siglo XX, el barrio terminó transformándose en el epicentro cultural de artistas, escritores y bohemios por el que se le recuerda hoy en día.