
Rambla de Prim, en Sant Martí
Pocos lo saben, pero esta calle de Barcelona guarda un secreto bajo los pies de quien la recorre
Una serie de esculturas en el pavimento narran la transformación de un territorio que fue, durante siglos, un espacio casi deshabitado a las afueras de la muralla de la capital
El gran festival de la gastronomía italiana regresa a Barcelona: talleres, música y teatro con entrada gratuita
Caminar por la Rambla de Guipúscoa en Barcelona es también recorrer mil años de historia. Desde la calle Banc de Roda hasta la calle Extremadura, una serie de esculturas integradas en el pavimento cuenta, tramo a tramo, la evolución del antiguo barrio de Sant Martí de Provençals.
Estas piezas artísticas narran la transformación de un territorio que fue, durante siglos, un espacio casi deshabitado a las afueras de la muralla de Barcelona.
Sant Martí se extendía desde el norte hasta el río Besòs y desde el mar hasta la montaña del Carmel. En esa época, la línea de costa estaba mucho más atrasada, y lo que hoy son barrios como el Poblenou o el Besòs eran marismas insalubres, pantanos y lagunas que prolongaban el delta del río.
Con el paso de los siglos, y gracias al retroceso natural del mar y a la acción humana, este territorio fue ganando superficie. Así nació uno de los antiguos pueblos más extensos del llano de Barcelona.
La llegada de la industria
La industrialización del siglo XIX convirtió la zona en un eje fabril lleno de chimeneas y fábricas, y a partir de los años 60, vivió una fuerte transformación urbana con la llegada de miles de familias obreras.

Imagen antigua de Sant Martí
Toda esa evolución, desde la Edad Media hasta el presente, está representada bajo los pies de quienes pasean hoy por Sant Martí.
Una ruta patrimonial a cielo abierto, poco conocida, que convierte una simple caminata en una lección de historia viva.