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Variadas son las decisiones que los famosos toman cuando eligen su lugar de residencia. Estar siempre expuesto a las cámaras hace que muchos elijan residir en entornos relativamente aislados, fuera del bullicio de las ciudades.

Otros, no obstante, se decantan por exclusivas fortalezas de la intimidad en el meollo del asunto, justo en el centro, pero en lujosos áticos. Hay otros que ni lo uno, ni lo otro, como es el caso de la actriz Úrsula Corberó y su novio, el también actor Chino Darín.

La pareja ha elegido vivir en uno de los barrios que, a pesar de ser un claro ejemplo de lo que hace la gentrificación, todavía lucha por mantener la esencia de lo que siempre fue, combinando la tranquilidad y autencidad de un pueblo con el bullicio de una ciudad como Barcelona.

Un antiguo municipio

Y es que la Vila de Gràcia es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad. Antiguamente un municipio independiente, Gràcia fue anexionada a Barcelona en 1897.

A pesar de esta integración, el barrio ha conservado su identidad única, evidenciada en sus estrechas calles y plazas llenas de vida, como la Plaça del Sol y la Plaça de la Vila de Gràcia.

La actriz barcelonesa Úrsula Corberó / @FALLONTONIGHT

La arquitectura de Gràcia refleja su evolución a lo largo del tiempo. La Casa Vicens, obra de Antoni Gaudí, es un ejemplo destacado del modernismo catalán y fue su primer gran encargo.

Además, el barrio alberga espacios como el Jardí del Silenci, un jardín comunitario que simboliza la resistencia vecinal y el compromiso con la preservación de espacios verdes.

La vida cultural en el barrio es dinámica y diversa, conocida por sus numerosas librerías independientes, galerías de arte y teatros alternativos.

Fiestas Mayores

Eventos como la Festa Major de Gràcia, celebrada cada agosto, transforman las calles con decoraciones temáticas elaboradas por los vecinos, mostrando la creatividad y el espíritu comunitario del barrio.

Decoración de una calle durante las fiestas de Gràcia

Gràcia también es un centro de innovación social y participación ciudadana. Iniciativas como el Jardí del Silenci y el Teatre Més Petit del Món demuestran el compromiso de los residentes con la cultura y el bienestar comunitario.