El macizo de Montserrat es uno de los paisajes más icónicos de Catalunya, un lugar donde la espiritualidad, la historia y la naturaleza se entrelazan de forma única. Su silueta recortada sobre el horizonte y su riqueza geológica lo convierten en un destino imperdible para fieles y excursionistas.
A solo media hora de Barcelona, este enclave natural recibe miles de visitantes cada año, atraídos principalmente por la mística que rodea a la ‘Moreneta’, la Virgen de Montserrat.
Pero también el entorno ofrece rutas menos transitadas y joyas escondidas. Uno de esos tesoros, lejos del bullicio y del circuito habitual, espera bajo tierra.
Cuevas del Salnitre: una aventura subterránea en Collbató
Ubicadas a seis kilómetros del monasterio, en el municipio de Collbató, las cuevas del Salnitre conforman una red de galerías esculpidas por la naturaleza a lo largo de millones de años.
Son las únicas del macizo abiertas al público, y su espectacularidad las convierte en una de las visitas más impactantes de toda la zona.
Cuevas de Salnitre
Para acceder, primero hay que subir 244 escalones desde el aparcamiento, y luego prepararse para una ruta que suma unos 500 peldaños a lo largo del recorrido total.
La Sala de la Catedral
El trazado permite explorar unos 800 metros (ida y vuelta) de esta formación, que mantiene una temperatura constante de 14 °C durante todo el año y una humedad cercana al 100%.
Interior de las cuevas del Salnitre
La experiencia culmina en la imponente Sala de la Catedral, llamada así porque durante siglos se creyó que la catedral de Barcelona cabría entera en su interior: 35 metros de altura y 60 de largo, nada más y nada menos.
Un recorrido entre historia y espeleología
Los pasajes continúan hacia otras salas igual de impresionantes como el Pou del Diable, el Claustro de los Monjes, la Cueva de los Elefantes o la de Cambril, donde las formas caprichosas del relieve generan un espectáculo natural inigualable.
Macizo de Montserrat (Barcelona)
Se dice también que sirvieron de refugio a los habitantes de la región durante la Guerra de la Independencia, cuando las tropas napoleónicas invadieron el país entre 1808 y 1814. Esta dimensión histórica añade una capa más de interés a una visita ya de por sí inolvidable.