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Entre El Carmel y la Vall d’Hebron se esconde un rincón rural con casas bajas, huertos y talleres artesanos.

Barcelona tiene 73 barrios. Pero ninguno como La Clota. Es el más pequeño de la ciudad y uno de los más antiguos. Solo 590 personas viven en este núcleo de casas bajas con patios y huertos, que aún conserva su aire de pueblo.

La calle de la Sèquia Comtal de El Clot de Barcelona METRÓPOLI

Forma parte del distrito de Horta-Guinardó, pero poco tiene que ver con el ritmo urbano que lo rodea. Sus calles estrechas, las masías centenarias y los talleres tradicionales recuerdan a otra época.

Un barrio a otro ritmo

El crecimiento urbano apenas ha alterado su fisonomía. Muchas de las viviendas fueron autoconstruidas por los propios vecinos. Los residentes actuales son descendientes de agricultores, lavanderas y artesanos.

Pasear por La Clota es hacerlo por un paisaje preindustrial. Aquí, el silencio y la calma contrastan con el bullicio del resto de la ciudad.

Entre masías y huertos

Con solo 17 hectáreas, La Clota está delimitada por la calle Lisboa, la avenida del Cardenal Vidal i Barraquer y la avenida del Estatut de Catalunya. Ocupa una depresión entre El Carmel y el paseo de la Vall d’Hebron.

La calle de Capcir en la Clota INMA SANTOS

Desde su origen, el barrio se extendió en torno a la casa Tarrida, una masía del siglo XIII hoy desaparecida. A su alrededor, surgió una barriada popular de torres y huertos que, en gran parte, sigue en pie.

Un caso único en Barcelona

La mezcla de casas blancas, huertos urbanos y viejos talleres como carpinterías o herrerías convierte a La Clota en un espacio singular y resistente al paso del tiempo.

En pleno siglo XXI, sigue siendo un oasis rural dentro de la gran ciudad.

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