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No son ni las seis de la mañana. Por la calle solo hay repartidores, runners y algún despistado volviendo a casa.

Pero en la playa de Sant Sebastià empieza a formarse algo que se parece a una comunidad; una fila de gente en silencio recoge auriculares luminosos, se extiende sobre la arena, respira.

La playa de Sant Sebastià de Barcelona al amanecer, el inicio del evento Showup SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

La banda sonora llega directa al oído vía cascos: voz suave, instrucción clara. “Inhala. Exhala. Mira al horizonte”.

Esto es Show Up, una comunidad informal —y en expansión— que desde hace casi tres años reúne a decenas, a veces cientos, de personas al amanecer para practicar breathwork, estirarse, meterse en el mar y, sobre todo, conectar. Casi todo en inglés. Casi todos recién llegados a Barcelona. Se ve algo así: 

De seis amigos a 400 asistentes

La idea la tuvo Jake Wright, australiano, exosteópata, ahora facilitador de bienestar y padre primerizo. Llegó a Barcelona hace cuatro años por una expareja y se quedó por "la comunidad que se generó casi sin querer".

Varios asistentes a una sesión de Showup meditan en la playa de Sant Sebastià SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

"Le dije a un amigo que quería hacer breathwork en la playa un miércoles por la mañana. Invitamos a alguien más. Esa semana éramos seis. La siguiente, doce. Luego, veinticuatro", recuerda.

Alguien grabó un vídeo, alguien más lo colgó en Instagram, y el algoritmo hizo el resto. Hoy tienen más de 14.000 seguidores y grupos activos en Dublín y Copenhague.

"Nos escriben desde Miami, desde los Países Bajos, incluso desde Estambul. Quieren replicarlo. Pero expandirse demasiado rápido puede traer problemas. Primero hay que hacer las cosas bien aquí", dice Jake.

Una sesión de meditación de Showup Barcelona en la playa de Sant Sebastià SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Un amanecer compartido

Las sesiones duran unos 35 minutos. A veces las lidera el propio Jake, otras veces facilitadores invitados. Hay meditación, movimiento, breathwork, baño frío.

El grupo ha llegado a superar las 400 personas en pleno verano, aunque la media ronda los 150 asistentes semanales. La mayoría no se conocen. Muchos acaban tomando café juntos en el bar de siempre después del chapuzón.

Final de la sesión Showup Barcelona en la playa de Sant Sebastià SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

El denominador común: son ‘expats’ que buscan algo más que afterworks. Lo cuenta bien Attilio Venezia, community leader de Show Up, que empezó viniendo como asistente y acabó organizando los eventos.

"Barcelona es internacional, pero muchas veces es muy solitaria. Aquí conoces gente sin tener que salir de fiesta ni usar apps", explica.

Attilio se incorporó oficialmente al proyecto en abril, en un momento en que la asistencia estaba bajando. "Faltaba estructura. Desde que pusimos orden y empezamos a coordinar quién lidera cada sesión, ha vuelto a subir el número de gente. Ya tenemos facilitadores cubiertos hasta octubre".

Un grupo de personas medita en la playa de Sant Sebastià de Barcelona SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

¿Una moda más?

Auriculares brillantes. Amaneceres perfectos. Reels con música inspiracional. A simple vista, Show Up podría parecer una postal más del bienestar millennial. Pero ni Jake ni Attilio dicen vender cursos ni coleccionan frases de gurú.

"No intentamos convencer a nadie. Solo invitamos a probar. No somos iluminados. Somos gente normal", dice Jake. 

De hecho, el formato es simple, gratuito y emocionalmente efectivo. "Respirar bien regula el sistema nervioso. Eso es ciencia, no espiritualidad", insiste Jake.

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