A sus 76 años, Joaquín Sabina afronta su última gran gira con la serenidad de quien se sabe eterno en la memoria colectiva.
En la noche del sábado, el de Úbeda volvió a llenar el Palau Sant Jordi en el que fue su último concierto en Barcelona, dentro del tour Hola y adiós, una gira de despedida que arrancó en Canarias el pasado mayo y que está recorriendo medio mundo antes de poner el punto final a una carrera irrepetible.
Durante más de dos horas, el cantautor repasó los grandes hitos de su trayectoria —desde 19 días y 500 noches hasta Y sin embargo—, acompañado por una banda impecable y un público que le respondió con una entrega absoluta.
La emoción se hizo visible en cada verso, en cada pausa, y especialmente cuando los asistentes iluminaron el recinto con las linternas de sus teléfonos para acompañar Peces de ciudad, uno de los momentos más simbólicos del concierto.
Joaquín Sabina en una imagen promocional de archivo
“Que no me oigan en Madrid”
Antes de que sonaran los primeros acordes, Sabina quiso compartir unas palabras con el público catalán. Lo hizo con el humor y la ironía que siempre lo han caracterizado, pero también con una sinceridad que desarmó al auditorio.
“Esta es una gira larga. Hemos tocado en México, en Nueva York, en Buenos Aires, en Londres, en París. Pero el concierto del jueves en Barcelona fue el mejor que hemos dado y en el que hemos tenido un público más cómplice y más caliente, que no me oigan en Madrid", aseguró Sabina.
"Así que hoy, que es el de adiós, trataremos de estar a la altura del jueves si eso es posible”, dijo el artista, provocando una ovación unánime.
Con esa frase, Sabina dejó entrever el cariño especial que siente por una ciudad que, según él mismo ha confesado en varias ocasiones, marcó sus inicios como músico y su manera de entender la canción de autor.
El músico Joaquín Sabina / EUROPA PRESS
“Barcelona es un sitio muy especial para mí”
Poco después, el jienense continuó con su mensaje de gratitud, recordando sus primeros pasos en la música y la influencia que ejercieron los grandes nombres de la Nova Cançó catalana en su formación artística.
“Barcelona es un sitio muy especial para mí. Cuando empecé a afinar una guitarra y a escribir canciones, lo que más me gustaba y en lo que más me fijaba es lo que entonces era la Nova Cançó”, explicó Sabina ante un público emocionado.
Y añadió con nostalgia y humor: “Yo tocaba L’home del carrer, de Quico Pi de la Serra. También tocaba L’homenatge a Teresa de Ovidi Montllor. Y, claro, Paraules d’amor del Noi del Poble Sec, mi primo el Nano”, dijo, entre risas y aplausos, en referencia a Joan Manuel Serrat, uno de sus grandes amigos y referentes.
Joaquín Sabina durante un concierto en una imagen de archivo / EUROPA PRESS
Un adiós con sabor a agradecimiento
El concierto de Sabina en el Sant Jordi fue mucho más que un recital: fue una despedida compartida con una ciudad que lo ha acompañado durante décadas.
El artista, visiblemente emocionado, cerró la noche solo en el escenario, con su bombín negro, saludando y agradeciendo el cariño incondicional de sus seguidores barceloneses. “Muchas gracias por venir”, concluyó, antes de desaparecer tras bastidores entre vítores y luces encendidas.
La gira “Hola y adiós” continúa
La próxima parada de esta gira será Valencia, donde Sabina ofrecerá tres conciertos —los días 9, 11 y 13 de octubre— en el Roig Arena. Después, el tour seguirá por varias ciudades españolas y latinoamericanas, antes de poner el broche final en Madrid.
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