Rosa Alarcón tiene muy presente a Metrópoli Abierta y anda de caza de brujas. El pasado 1 de octubre, este medio publicó en exclusiva datos sobre el impacto del coronavirus en Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), una empresa de la que la regidora de Movilidad de Barcelona es la presidenta.
Entre las cifras que desveló este medio figuran unas estimaciones en pérdidas a finales de año de 242,7 millones. Hasta agosto, la caída de ingresos se situó en algo más de 185 millones de euros. El acceso a esta información no gustó a Alarcón, que anda buscando quién ha podido filtrar la documentación.
GUARDAR EL SECRETO
Por lo que ha podido saber este medio, Alarcón va preguntando y enviando mails para evitar que los periodistas puedan hacer su trabajo. Esto es, por ejemplo, informar de las cuentas de las empresas públicas.
Pide que se guarde el secreto sobre informes que pasan por cientos de manos y datos que la compañía de transporte debería hacer públicos de forma obligada. Hablamos de aquella palabra tan de moda que muchos proclaman y pocos practican: transparencia.
¿TOPOS?
Señora presidenta, en TMB no tiene topos. Hay personas interesadas y preocupadas en que se sepa qué pasa en el interior de la compañía. Y no hay una ni dos.
Pueden imponer la ley del silencio y promover el chivatazo entre sus empleados, en el mal llamado código ético, pero las filtraciones se seguirán sucediendo mientras tengan a tanta gente mosqueada.