Un problema y es que, en muchas ocasiones, las direcciones de los partidos no saben cómo convencer a sus cuadros y bases. Es lo que le sucede a Esquerra Republicana. El líder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se ven incapaces de que ERC tome una decisión sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat. ¿Qué se quiere? No se sabe.
La salida ha sido la de pedir una nueva gobernanza para el aeropuerto, algo que ya se puso sobre la mesa en 2007, en el cónclave que se organizó en el IESE por parte de las élites económicas de la ciudad. Ahora, sin embargo, de lo que se trata es de apostar o no por la ampliación de la tercera pista, la que permitiría vuelos intercontinentales con conexión con el Pacífico.
Maragall y Aragonès son conscientes de la necesidad de esa ampliación, pero no se sabe cómo tomar una determinación. En una conferencia de Maragall en Foment, el concejal republicano derivó hacia esa supuesta necesidad de la gobernanza, para que la Generalitat o las cámaras de comercio estén en la dirección del aeropuerto, pero no se mostró claramente a favor, ni tampoco en contra de la ampliación.
Sin embargo, uno de los concejales hasta hace muy pocos meses de ERC, Miquel Puig, sí que lo tenía claro y así lo ha expresado en un libro sobre la ciudad de Barcelona, La ciutat insatisfeta, en el que propugna que, a medio y largo plazo, la salida pasa por un nuevo aeropuerto en Reus o en Girona, que asegure esas conexiones de largo radio.
El problema para ERC es que todo el partido camine en una misma dirección, y, en muchas ocasiones, cuando la dirección lo ha intentado, sus bases y cuadros se han plantado.