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Barcelona Silenciosa

La salida legal con la que los ayuntamientos adjudican contratos ‘a dedo’

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No siempre hace falta saltarse la ley para esquivarla. En el ámbito municipal, una de las formas más útiles –y discretas– es el procedimiento negociado sin publicidad. Un tecnicismo que permite que un ayuntamiento escoja a dedo quién se lleva un contrato. No hay licitación pública ni competencia abierta. Solo una invitación.

Esto es lo que ha ocurrido en Gavà con la adjudicación del espectáculo de luces navideño que cada año se organiza en los jardines de la Torre Lluc. O en Ripollet, con el contrato del montaje del ‘Bosc Encantat’. O como en tantos otros consistorios.

La ley lo contempla para casos excepcionales: servicios artísticos, culturales o de urgente ejecución, como conciertos en fiestas mayores o montajes por Navidad.

Pero cuando un contrato supera los 100.000 euros –como ‘El Jardí dels Somnis’, con un importe de 245.000 euros–, el proceso debería ser más riguroso. Sin embargo, basta con una buena justificación –un calendario festivo inaplazable o una urgencia sobrevenida– para abrir esa puerta que evita el concurso

En algunos ayuntamientos, la jugada se completa con la avocación de competencia, una herramienta que permite a un órgano superior –normalmente la alcaldía– asumir el poder de decisión de otro. Así, el contrato se aprueba sin pasar por los filtros habituales, amparado en el argumento de la “agilidad administrativa”. Un tecnicismo que convierte una excepción en costumbre.

El procedimiento negociado sin publicidad no es ilegal, pero roza con elegancia los límites de la transparencia. Todo dentro de la norma. Todo con sello de legalidad. Y todo, claro, sin publicidad.