El Museu de les Cultures del Món acerca las venus de Valdivia a Barcelona. Una colección que llega desde el National Museum of the American Indian y demuestra el arte primitivo pero a la vez, tan significativo de trabajar la cerámica, propio de una cultura costera ecuatoriana.
En las playas de Guayas, Ecuador, a comienzos de la década de los sesenta fueron descubiertas pequeñas aldeas dispersas de pescadores y alfareros, cuya antigüedad se fechó en el año 3500 a. C. Sus descubridores, el ecuatoriano Víctor Emilio Estrada y los norteamericanos Betty J. Meggers y Clifford Evans, las denominaron ‘valdivia’, en referencia al sitio geográfico donde fueron descubiertas. Es la población de alfareros más antigua que se conoce en el continente americano.
En los asentamientos Valdivia, el material predominante es la cerámica de alta calidad, con variada forma y decoración. No se trata de alfarería incipiente, sino de vasijas elaboradas con técnica refinada. Hay muchas figuras modeladas en barro y unas pocas en piedra caliza. La gran mayoría aparece rota. Estas figuras tienen forma de láminas rectangulares, con un corte vertical en la parte inferior para expresar las extremidades, mientras que la cara y los brazos están dibujados con simples líneas incisas. Solo unas pocas estatuillas en piedra que se conocen tienen la cara y los brazos en relieve y son más elegantes.
FIGURAS MODELADAS DE BARRO
Es notable la preferencia que los valdivianos tuvieron por representar estatuillas femeninas en las que destacan sus atributos corporales. La forma de la cara varía entre ovalada y cuadrangular, con abundantes cabelleras que caen a ambos lados del rostro, generalmente peinadas o arregladas con una raya al medio. El tamaño y la representación de los brazos son igualmente variados, desde pequeñas protuberancias que sobresalen del tronco hasta brazos flexionados, unos caídos y pegados al tronco, otros cruzados con ángulo recto en los codos o describiendo una curva por debajo de los senos, esto último dependiendo de la edad y el estatus de la mujer. Las piernas generalmente son rectas y abiertas, terminando en punta.
FUNCIÓN Y SIGNIFICADO
En cuanto a la interpretación sobre la función y el significado de las figuras de Valdivia existen varias hipótesis. La belleza y versatilidad de las figuras, se remite a las cualidades femeninas de la mujer como argumento para considerarlas una especie de Venus. La ‘Venus de Valdivia’ es la más antigua del Nuevo Mundo, la equivalente a la Venus de Willendorf en el Viejo Mundo, Europa. Esta hipótesis se extiende a la maternidad y la fertilidad de la mujer y, en sentido más amplio, a la ‘madre tierra’, la naturaleza en general. El hallazgo de la tumba de una mujer en Real Alto con un hombre decapitado como parte de la ofrenda supone que la sociedad valdiviana habría sido matriarcal y matrilineal.
Por otra parte, el análisis morfológico de las figuras, a partir de la diferenciación y la clasificación de los caracteres corporales, ha permitido identificar las diferentes etapas del ciclo vital de la mujer. Es obvio que la imaginería de Valdivia muestra con relativo detalle los caracteres externos del cuerpo femenino. Así, las pequeñas estatuillas que podrían representar la pubertad tienen la cara pequeña y ovalada, la mitad de la cabeza afeitada, un tocado, el tronco recto y plano, los brazos y las piernas cortos y se observa ausencia de senos y una sutil presencia del sexo. Las de la etapa adolescente muestran el cabello afeitado en rayas, pequeños senos, brazos cruzados, cintura con silueta y pubis protuberante. En la mujer adulta se distingue espesa cabellera, cara cuadrada u ovalada con la nariz, los ojos y la boca bien presentados, grandes senos, brazos cruzados por debajo de los senos, pubis con puntuaciones y vagina. Finalmente, la mujer embarazada tiene senos sobresalientes, vientre crecido, brazos cruzados sosteniendo el vientre, cabeza tapada y la cara poco visible.
Dado que el número de figuras rotas es notable, responde a que habrían sido producidas para ser usadas como ofrendas y arrojarlas a un lugar sagrado durante algún ritual como ceremonias propiciatorias de la fertilidad, para una buena cosecha y la buena suerte.
Ahora, estas figuras femeninas están al alcance de todo el que se adentre al Museu de les Cultures del Món durante el 2.018.