No todo son móviles inteligentes en el Mobile 2018. También hay espacio, y mucho, para la tecnología conectada a las viviendas. Eso que se ha dado por llamar ‘casa inteligente’ está ya entre nosotros, funcionando en muchas ciudades del mundo, especialmente de EEUU y en los países emergentes asiáticos. En Fira de Barcelona se pueden observar los nuevos descubrimientos y tecnologías aplicadas a una nueva visión de lo que, suponíamos, era vivir en nuestra propia vivienda.
La domótica se podría definir como la ‘integración de la tecnología en el diseño inteligente de un recinto cerrado’. En este caso, nuestra casa. Se trata de toda una serie de sistemas capaces de automatizar una vivienda o edificación de cualquier tipo, aportando servicios de gestión energética, seguridad, bienestar y comunicación, y que pueden estar integrados por medio de redes interiores y exteriores de comunicación, cableadas o inalámbricas, y cuyo control disfruta de cierta ubicuidad, desde dentro y fuera del hogar.
De todo lo que se está viendo –e intuyendo- en este Mobile, lo que más impresiona es el robot para todo, que, en no mucho tiempo, se convertirá en el auténtico rey. Podrá ser programado y controlado –incluso a través de un smartphone- aunque también contará con cierta autonomía, como el Hal 9000 que era capaz de dirigir toda la nave de 2001. Una odisea espacial. La diferencia, en este caso, es que no se trata de una nave, sino de nuestro hogar.
Ese robot casero podrá hacer multifunciones en la ‘home’. No tan sólo las típicas de barrer o regular la temperatura, sino mucho más. Así, a nivel de seguridad, estará programado para un reconocimiento facial de las personas. Sólo permitirá el paso a quienes previamente hayan sido escaneados y admitidos en la lista de invitados. Así que visitas no programadas, largo de aquí… También en el tema de seguridad, implica que los niños de la casa no van a abrir la puerta a desconocidos que ‘mamá’ robot no tenga consignados. Además, tiene un sistema que le permite ponerse en contacto telefónico con el familiar deseado o, incluso, alertar a la policía.
Al margen de la seguridad, todo un sinfín de tareas que necesitarían varias personas para llevar a cabo. Ejemplos: apertura y cierre automáticos de puertas, ventanas o persianas; regulación de la calefacción, activación/apagado de electrodomésticos variopintos (nevera, cocina, secadora, etc.), contestador automático telefónico muy educado (“Hola, soy el robot de la casa; los señores X no se encuentran en este momento; dígame que quiere y me encargaré de transmitirles su información. Por cierto, tiene usted una voz muy bonita…”). Y tal.
GRACIAS AL INTERNET DE LAS COSAS
La combinación de analítica de datos, inteligencia artificial, internet de las cosas y 5G forma parte de lo que se conoce como industria 4.0 (la cuarta revolución industrial). La empresa Everis ha presentado en Fira de Barcelona a Jibo, un robot capaz de conectarse a internet, detectar si hay personas a su alrededor, conversar con ellas o poner en marcha la aspiradora. Es uno de los ejemplos más claros de la robótica social: pasar de máquinas que sustituyen a humanos, a máquinas que conviven con ellos en la casa o en la oficina.
Algunas empresas incluso han conseguido darle al robot un rostro humanoide… para que los niños no tan solo no se asusten, sino que además puedan jugar e interactuar con ellos. Por ejemplo, la compañía taiwanesa Robotelf Technologies ha presentado el robot Robelf, concebido también como un androide social, que se relaciona con los miembros de la familia y controla dispositivos domésticos conectados al IoT.
En suma, que el robot acabará siendo el nuevo ‘amo’ de la casa.