'La historia negra del cine mexicano', oda a Contreras
La muestra de cine reclama producción original frente a la industria americana
11 mayo, 2018 13:35Noticias relacionadas
Cuando Hollywood se convirtió en un paso obligado para el cine hispano, Miguel Contreras Torres ya había declarado en público el monopolio de William O. Jenkins. He aquí ‘La historia negra del cine mexicano’. Con este título se inauguraba anoche la I Muestra de Cine Contemporáneo Mexicano que se celebra en los cines Maldà de Barcelona hasta el día 13 de mayo.
Una hora antes del pase de la película, los devotos de la muestra y más allegados al círculo de estas producciones ya gozaban de una Malquerida roja que podía servirse cada uno libremente.
Después de una hora en el hall, Américo, uno de los organizadores de esta maratón cinematográfica, dio paso a la sala que prácticamente se llenó no sólo de público mexicano.
Ya sobre el escenario, Américo y el director de la película, Andrés García Franco apuntaron a la guerra del narcotráfico que se acontece fuertemente en el país durante los últimos 12 años como un factor muy influyente en la producción de cine nacional. Temas, personajes, episodios y demanda marcados por la mafia del narcotráfico que eclipsan la producción de otro tipo de cine creado en casa, más crítico y creativo. Una competencia comercial comparable a la que muestra ‘La historia negra del cine mexicano’, en la que el cineasta Miguel Contreras Torres, en los años 20’, 30’ y 40’, apostaba por la producción mexicana frente a la distribución ‘gringa’ en las multisalas de todo México. Una película que nace tras el redescubrimiento de 'El libro negro del cine mexicano', escrito por el pionero cineasta mexicano, Miguel Contreras Torres, tío del director del documental.
‘La historia negra del cine mexicano’ es una obra que desnuda algunas jugadas comerciales que el gobierno mexicano permitió en detrimento del apoyo a la industria cinematográfica nacional de la mano de Cotsa, Jenkins (que se había hecho millonario con el estraperlo de azúcar y alcohol para Estados Unidos durante la Ley Seca, 1920-1933) o Alarcón. Sin embargo, personalidades del cine mexicano como Contreras, siempre abogaban por producciones propias porque sabían hacerlo, lo llevaban haciendo desde el cine mudo, luego el sonoro y a color. ‘Tenían que hacerlo’, -dice la película- y lo hicieron en la década de los 40’ gracias a la creación de los estudios Churubusco o Tepeyac, entre otros. Éstos nacieron con el sello mexicano pero el sueño del cine mexicano se vio relegado a producir ‘como churros’ con películas de menor calidad debido a la Ley Garduña del 52, por medio de la cual, el Estado invertía en la producción del cine nacional dejando unos márgenes de beneficio desorbitados.
Según, explica ‘La historia negra del cine mexicano’, se llegaron a rodar films como productos de consumo: con una inversión pública ‘media’, producían dos y tres películas. La ganancia venía de las taquillas y así se explotó la industria, más cartón piedra y folclore y menos técnica y creatividad que en épocas pasadas. En los 60’ el Estado se hace cargo del imperio Jenkins, como administrador, no como propietario. Un convenio político-económico que permitió la creación de la prestigiosa Fundación Mary Jenkins por un lado, y casi ningún gasto para el mantenimiento público de las salas de cine que se han degradado y cerrando a medida que han pasado los años (como ha ocurrido en otras grandes ciudades del mundo).
El cine mexicano sobrevivió como pudo y en los 90’, se pusieron de moda los paquetes de películas que incluían series de Cantinflas con alguna película ‘gringa’ en voz original.
‘La historia negra del cine mexicano’ refleja los altibajos del cine mexicano con Miguel Contreras Torres, a la vez que muestra su relación con Medea de Novara, actriz nacida en Liechtenstein, cautivada por México. Ambos ‘hacían el cine con amor’. Cuenta la familia de Contreras, -en la película- que fueron una pareja apasionada por el cine autóctono. Él, entregado al cine y ella, entregada al cine de él. Su mujer y musa que le llevó a grabar una película indígena en Zitari: ’El templo de las mil serpientes’. Un film que él quiso regalarle a ella con ella como protagonista femenina con una logística y unas condiciones impensables hoy día.
‘La historia negra del cine mexicano’ es un trabajo documental reflexivo, para la toma de conciencia, crítico y creativo que lucha contra la ignominia del cine mexicano. Es un clamor a las leyes de telecomunicaciones que dictan el funcionamiento de la banda ancha, los canales de distribución de contenidos audiovisuales. Se ha rodado en las ciudades de Morelia, Michoacán, Puebla y Ciudad de México.
Hay una serie de profesionales del arte cinematográfico mexicano que esperan que se reconozca públicamente la aportación de Miguel Contreras al cine mexicano, un valor cultural que busca la fórmula para lucirse en el país y competir más allá de sus fronteras.
Por ahora, éste ha sido el prólogo de la I Muestra de Cine Mexicano Contemporáneo en una sala centenaria barcelonesa que, a poco de bajar la persiana, sobrevive gracias a la estima de los nostálgicos de un cine consciente.