THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW, entre el punk y el glam rock

A mediados de los setenta nació un movimiento que marcaría a las miles de personas que lo adoptaron como forma de vida, siguiendo sus patrones estilísticos, musicales e ideológicos. Hablamos del punk, cuya cuna se sitúa en el Reino Unido, donde dejó su huella también en la gran pantalla. Encontramos un claro ejemplo en el musical ideado por Richard O’Brien, que pasó a convertirse en película de culto y que 43 años después de su estreno aún cuenta con un gran número de fans que lo reviven en el cine, en el teatro o desde sus propias casas. Si algo caracteriza a este film son los llamativos e icónicos looks de sus personajes, imitados por sus fans a posteriori en carnavales, fiestas de Halloween o cualquier evento que se precie.

La encargada de diseñar el vestuario de The Rocky Horror Picture Show fue la británica Sue Blane, cosa que en aquel momento le permitió igualarse con figuras tan importantes dentro de la moda punk como los polémicos Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, que en su boutique Sex del 430 de King’s Road acogían a aquellos londinenses más atrevidos y vestían a personalidades como los jóvenes Sex Pistols. Sin embargo, el estilismo de la película, como veremos a continuación, bebe también de otra fuente fundamental en la historia: el glam rock.   

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Si hablamos de un personaje clave en Rocky Horror, ese es el “malvado científico” Frank N Furter, encarnado por el inigualable Tim Curry. Su aspecto transgresor rompió con los cánones, adoptando el rol de travesti enfundado en apretados corsés, medias de rejilla y tacones imposibles, además de un impecable maquillaje que va desde las sombras más coloridas al negro ahumado, sin pasar por alto los vistosos labios rojos.

Una de las piezas más imitadas y ansiadas por los espectadores es todo un símbolo de dicha corriente: la chaqueta de cuero, en este caso decorada con incontables parches, chapas y cadenas. El personaje que añade la nota más punk a escena, pese a la brevedad de su aparición, es el rebelde Eddie, interpretado por Meatloaf.

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Montado en su adorada motorbike negra, con el pelo a modo de Elvis desaliñado, tejanos rotos, botas y chaleco de cuero con cadenas y estampado de leopardo, combinando a la perfección los dos movimientos referenciados anteriormente. Otro elemento a destacar, compartido por el mismo Eddie y Frank, son los tatuajes, toda una declaración de intenciones vinculada a su estética. 

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En el elenco femenino, el premio al glamour y la extravagancia sin duda es para Columbia, papel que dio gran visibilidad a la actriz Little Nell. El conjunto formado por chaqueta y sombrero dorados, corpiño y short de distintos tonos, medias transparentes y brillantes zapatos de claqué, sin olvidar la pajarita a juego con su pelo, teñido de rojo, forman el atuendo idóneo que complementa el abundante glitter de todas sus prendas con un maquillaje espectacular. 

Aunque pase el tiempo, el legado de esta película no parece tener fin. ¡Larga vida a lo diferente!