No cabía un alfiler. Las cuatro pantallas estaban con el volumen a tope. Los argentinos de Barcelona se han concentrado en diversos bares de la ciudad para animar a su Argentina que finalmente, Francia, se la ha fundido.
“Toma huevos”, se ha dicho en cada ocasión de gol desde La Milonguita del Raval. Griezmann ha marcado en el minuto 13 de la primera parte. Rozando el final del primer tiempo, Di María calentaba el ambiente con el primer gol de conjunto albiceleste. “Seis birras, para esta mesa”, se ha animado un aficionado argentino que apenas ocupaba el último metro del local que ha estado abarrotado hasta el último minuto.
Comenzaba la segunda parte y a los tres minutos, Mercado marcaba el segundo gol que se ha celebrado en La Milonguita, no bailando pero si botando hasta la acera de enfrente.
Con el ambiente caliente y la tensión compartida por el empate de los equipos, diez minutos más tarde, el lateral derecho, Pavard, ha marcado uno de los grandes goles del campeonato y a los argentinos les ha temblado el pulso.
Tremendo arranque a octavos de final. Enzo y Di María han chutado a portería pero sin suerte. Los argentinos hincaban los codos en las mesas del bar. Mbappé ha regalado en cuatro minutos, dos goles al grupo francés. De nuevo, ha cambiado el ritmo del partido. ‘Pulga’ ha tirado una falta que los ‘gallos’ han sabido bloquear y que ha hecho sudar la gorra a más de un argentino que solo movía las piernas con los nervios a flor de piel.
Tensión, mucha tensión es lo que se ha respirado en La Milonguita. El orgullo que le quedaba a Argentina a doce minutos del final ha ido aminorando en los últimos minutos y ya en el tiempo de descuento, Agüero, ha marcado el tercer gol. Una celebración insuficiente para mantener a su equipo en el Mundial y así se ha consumado la eliminación de la selección argentina en el campeonato. Mientras, en La Milonguita, se han alejado de la televisión y alrededor de la barra han coreado ‘Oh Argentina, es un sentimiento, no puedo parar’. Un cántico que solo ha servido para sobrellevar el buen verano que Francia le ha deseado este sábado.
Fuera, ya en Las Ramblas, los aficionados franceses, abanderados por sus colores, se hacían oír con sangría en sus vasos.