Swimmy ha llegado a Barcelona para quedarse. O eso parece. La aplicación, con tintes de Airbnb, oferta a través de sus propietarios distintas piscinas privadas para alquilar a los usuarios que lo deseen. A partir de unos 15 euros durante un medio día, los que quieran podrán disfrutar de un buen chapuzón en familia o con amigos en piscinas ajenas. Y sin el agobio de la multitud.

La aplicación nació en Francia en el verano de 2017 de la mano de Raphaëlle de Monteynard. Hasta el momento cuenta ya con más de 200.000 usuarios. Ahora, al fin, ha llegado a nuestro país. Sin embargo, el proceso de adaptación está siendo lento y por ahora en Barcelona se han sumado pocas piscinas: concretamente, ocho.

OTROS SERVICIOS ANEXOS A LA PISCINA

Algunos de estos propietarios incluso ofrecen barbacoa, jacuzzi, jardín y otros servicios para redondear la experiencia. También se establece una diferencia entre piscinas que admiten niños y son más familiares, con una capacidad mayor, o piscinas más exclusivas.

Para poner la piscina en alquiler lo único que hay que hacer es registrarse en la página y completar el perfil para que sea atrayente y llegue a muchas más personas. Swimmy está presente en otras ciudades como Madrid, Sevilla, Valencia, Málaga o Zaragoza, entre otras. De este modo, se convierte en una oportunidad única para refrescarse en una buena piscina durante las vacaciones también fuera de la ciudad.

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