Termina la 25 edición de la 080 Barcelona Fashion, y con ella una pasarela cada vez más insípida. Este año la denominada fashion week presentaba un cartel variopinto, sin cohesión, y con grandes ausencias que sorprendieron al público entendido en moda.
Los organizadores del evento, financiado con 1,3 millones de euros por edición (80% con dinero público de la Generalitat de Catalunya, a través del Consorci de Comerç, Artesania i Moda), se han vendido al fast fashion, es decir, diseñadores nuevos con colecciones cápsula y mantener a otros como Custo, Maite By Lola Casademunt, Txell Miras o Esaú Yori, con los que se ha equilibrado la balanza.
GRANDES AUSENCIAS
La 080 Barcelona Fashion ha prescindido de nombres importantes en el sector de la moda como Ze García, uno de los modistos que más expectación había generado en las pasadas ediciones. Tampoco han asisitido Sita Murt, Andrés Sardá, Miriam Ponsa --que este año decidió organizar su pasarela "para mujeres reales" de forma individual en la Antiga Fàbrica de Estrella Damm--, Brain&Beast o Umit Benan, todos ellos participantes en la pasarela en anteriores ediciones.
En su lugar, la organización de la pasarela barcelonesa decidió reservar el último día de la edición a las colecciones cápsula: compilaciones más reducidas con 10 o 15 looks que forman parte de la moda rápida que triunfa en la nueva era. El motivo de esta idea, a parte de rellenar el cartel, era el de atraer al público más joven a la fashion week. La mayoría de las firmas que se presentaban al Capsule Day contaban con diseñadores que a su vez trabajan como influencers, como es el caso de Laagam –propiedad de la creadora de contenido Inés Arroyo–, o de Avellaneda, encargado de clausurar la edición y con una gran representación en las redes sociales (más de 300 mil seguidores contando el perfil profesional del diseñador y el de la marca).
INFLUENCERS PARA PROMOCIONAR EL EVENTO
Pero estos no han sido los únicos que han ubicado a los influencers en su front row para publicitar el desfile, y de rebote aportar algo de reputación a la semana de la moda de Barcelona. Lola By Maite Casademunt jugó con ventaja y se proclamó como una de las firmas más visitadas en la pasarela barcelonesa gracias a la participación de influencers como la televisiva e instagramer Lidia Torrent o la modelo Lucía Rivera (con casi 160.000 seguidores en Instagram).
La firma, que triunfa entre el público joven y adinerado, también invitó al desfile a la influencer Coral Simanovich, esposa del futbolista Sergi Roberto, las cantantes Gisela y Rebecca, la presentadora Ares Teixidó o Mar Torres, pareja de Felipe Juan Froilán. Todas ellas cumplieron con su cometido e hicieron los instastories de rigor añadiendo el nombre de la firma y la ubicación del evento.
PATROCINIO
Esta inusual edición de la 080 tampoco ha contado con un gran número de patrocinadores. SEAT, por ejemplo, ha dejado de invertir en la pasarela barcelonesa. A pesar de que el año pasado el hijo de Luca de Meo (expresidente de la marca y recién nombrado Director General de Renault) presentara su colección en un desfile, el evento barcelonés no ha contado con la ayuda económica de la firma de automoción.
La 080 si ha obtenido el patrocinio de Redken, Thuya y NYX, encargados de la peluquería y el maquillaje de los modelos. También con la ayuda de la empresa de cava Mistinguett y la Roca Village, además de la colaboración de Casa Viva, Font Vella, Rowenta, Delfy Professional, Cointreau, Catànies y Born Rosé.
Algunas de las compañías que han confiado en la pasarela barcelonesa han puesto un estand en los interiores del Recinto Modernista de Sant Pau. El deplorable estado de la parte inferior del espacio (bigas sujetadas por lonas, paredes sin pintar o plafones propios de una obra) y la escasa asistencia al evento, no han ayudado a que las marcas incrementen su clientela.
CAMBIOS SIN SENTIDO
La pasarela barcelonesa, que inició su curso en 2007, ha vuelto a apostar por una Pop Up Gallery en la que marcas emergentes han tenido su espacio de venta. Esta iniciativa, a juzgar por su poca afluencia de personas que se podían ver merodeando por la zona, tampoco ha tenido el recibimiento esperado.
Otro de los cambios que han hecho que la 080 se desinfle todavía más es la suspensión de sus míticos premios, que solían ser un estímulo importante. Un jurado rotativo de expertos premiaba al mejor diseñador emergente con una prima de 15.000 euros, también a la mejor colección. Además se otorgaba el premio MODACC a la firma con mayor proyección internacional. Este año, la Generalitat mantendrá el premio nacional de moda, pero se dará en otras fechas y no será exclusivo para las firmas que hayan participado en la semana de la moda barcelonesa, sino que estará abierto a todo el sector.
LEJOS DE OTRAS PASARELAS INTERNACIONALES
La 080 queda muy atrás de la semana de la moda de París, de Milán o la London Fashion Week. Aunque la misma consellera de Empresa y Conocimiento de la Generalitat, Àngels Chacón, afirmara en la edición anterior que era "un error compararse con otras pasarelas internacionales", la diferencia resulta cada vez más abrumadora.
Las intenciones creativas que este año explicó la organización del evento se contradicen con las de internacionalización que sustentaban la 080 el año pasado. La pasarela barcelonesa no sabe cómo realizar un lavado de cara y crecer en el sector.
Chacón aseguró también que la 080 Barcelona Fashion "es un ecosistema referente en el sur de Europa", mientras que el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, reconoció que el consistorio tiene la intención de "relanzar Barcelona como ciudad del diseño y la moda". Pero en comparación con la semana de la moda de Madrid, que cuenta con la participación de partners y colaboradores de prestigio como Samsung, Mercedes, Dyson, Iberia, Santander o Vodafone y de diseñadores de lujo como Hannibal Laguna, Pedro del Hierro o Pertegaz, la 080 Barcelona Fashion deja mucho que desear.