Barcelona tiene una deuda histórica con Ciutat Vella. Así lo admitió la concejal del distrito, Gala Pin, el pasado marzo durante la presentación del Pla de Barri de Raval Sud y Gòtic Sud, que pretende poner freno al éxodo de vecinos. Ahora, un atlas urbano encargado por el Ayuntamiento retrata las carencias del territorio y prueba que van más allá de unos alquileres asequibles para sus residentes. La radiografía muestra un distrito diseñado a la medida de la ciudad y sus turistas, pero con una morfología hostil para los que viven en él.

Lo primero que reflejan los mapas es que gran parte de la superficie de Ciutat Vella no está destinada a servir a sus vecinos y la mayoría de sus edificios públicos albergan equipamientos de ciudad. Esto influye, a su vez, en la propia morfología del distrito: su tejido residencial cuenta con grandes discontinuidades, ya que entre medio de los espacios habitacionales se encuentran agrupaciones compactas de edificaciones que no se orientan al vecindario sino a dar servicio a toda la población de Barcelona y a sus turistas. El resultado es una fuerte desconexión entre los diferentes núcleos residenciales que conforman Ciutat Vella. 

Este mismo patrón se repite en el terreno comercial, donde gran parte de los negocios están orientados al comercio ocasional, como las famosas tiendas de souvenirs. Mientras este tipo de negocios prolifera, en la otra cara de la moneda, los comercios emblemáticos de Ciutat Vella son ya una especie en peligro de extinción. Mes tras mes se suceden los cierres de establecimientos con larga tradición en el Gòtic o Santa Caterina.

Zona artesanal L’Esquirol, en Ciutat Vella / MS

El distrito es, además, sede de grandes empresas a escala urbana e interurbana, como ocurre con su gran arteria, Via Laietana. Como consecuencia, el precio del alquiler de locales comerciales se revaloriza y aleja el pequeño comercio necesario para abastecer a la población residente, reforzando su desplazamiento hacia otras áreas con este tipo de establecimientos.  

DISTRIBUCIÓN DESIGUAL DEL TURISMO

Si bien el distrito entero está tomado por los turistas, su distribución es dispar y no solo a lo largo de su geografía sino también dependiendo de la hora del día. Como era de esperar, este atlas urbano señala que los visitantes se concentran en la Rambla, y especialmente en el tramo central, alrededor de equipamientos culturales como el Museo Picasso, el CCCB y el MACBA, el Born, el conjunto monumental del Gòtic y la playa de la Barceloneta.

La novedad es que esta radiografía también permite observar la evolución de la actividad económica en Ciutat Vella a lo largo del día. El estudio muestra cómo, por la mañana, las transacciones bancarias se concentran en la parte superior del distrito (especialmente cerca de Portal de l'Àngel y Plaça Catalunya) y van bajando progresivamente a medida que se acerca la noche, cuando la zona del puerto acoge el grueso de turistas y parte de la actividad nocturna. 

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Afluencia según el momento: de día (azul), de noche (naranja) y de madrugada (rosa)

 

OCIO Y DESCANSO: FOCO DE CONFLICTOS

Las denuncias recibidas durante el pasado 2016 por el ruido y la falta de higiene de la vía pública son la cara más visible del fracaso en la conciliación entre el ocio y el descanso en Ciutat Vella. Concretamente, los principales problemas de convivencia en el distrito se localizan en La Rambla, El Raval y el área de la playa, donde se concentran las actividades de madrugada.

Denuncias por la falta de limpieza del espacio público



Mientras los bares y restaurantes que abren hasta las tres están repartidos por toda la zona, los aforos de madrugada se producen en lugar muy puntuales y aislados. Además, estos locales de ocio nocturno son equipamientos especialmente grandes (con una media de 1.707 metros cuadrados), por lo que lo que su impacto en la convivencia de los barrios donde se encuentran es significativo. Paralelamente, los equipamientos y negocios que generan parte de la afluencia de gente en Ciutat Vella de noche se vacían y forman grandes zonas de inactividad.

PROCESO PARTICIPATIVO

Con una radiografía que pone sobre la mesa los retos para que Ciutat Vella sea también un distrito para sus vecinos (más allá de los alquileres abusivos, el gran causante del éxodo de residentes), el gobierno municipal trazará un nuevo Plan de Usos a la medida de las necesidades de cada calle. El distrito prevé aprobar el futuro plan el próximo septiembre, por lo tanto, después de la inminente temporada turística, y su puesta en marcha definitiva será a finales de año.

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Para configurar el plan, el Ayuntamiento afirma que necesita de la participación ciudadana además del consenso político. De momento, entre las recomendaciones que han hecho algunos de los ciudadanos en el portal de consistorio figuran la organización de mercados ambulantes en las plazas o la limitación de la especulación con licencias intrasferibles para negocios y pisos turísticos, así como el freno a las tiendas de electrónica y móviles. 

 

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