Tras el atentado que sacudió la Rambla, la arteria barcelonesa protagonizó una escena que se antojaba inédita durante los últimos años. Por unos días, los vecinos de la capital retomaban la emblemática calle y se reconciliaban -al menos temporalmente- con una vía que se presenta como la postal más perfecta de los excesos de la masificación turística. Este episodio de reconexión evidencia el ansia colectiva por recuperar la Rambla y reconvertirla en un espacio que responda a las necesidades ciudadanas.
Un reto que, tras ganar el concurso internacional para definir las actuaciones en esta vía, finalmente asumirá 'km-ZERO', un equipo de 15 personas entre las que inevitablemente destaca el nombre de Itziar González por su estrecha vinculación con Ciutat Vella. La arquitecta fue concejal del distrito durante la última etapa socialista hasta que se vio forzada a dimitir tras recibir amenazas por parte de grupos de presión que querían especular en la zona, por lo que su elección para capitanear semejante proyecto puede leerse como una suerte de justicia poética.
Junto a González, los profesionales que integran este equipo provienen de diferentes disciplinas y se han unido ex profeso para este proyecto de transformación integral de la Rambla por sus íntimos vínculos con este entorno. El resultado, un colectivo formado por arquitectos, urbanistas o ingenieros pero también sociólogos, filósofos o economistas que deberán redactar el anteproyecto de remodelación durante los próximos seis meses para que las obras empiecen a principios de 2019.
El concurso que acaban de ganar ha sido, pues, un concurso de metodología que debe servir para dibujar las líneas de la futura intervención, pero "no su apariencia final", como ha remarcado la actual concejal de Ciutat Vella, Gala Pin. “Es la primera vez que no me piden una cosa acabada. Si crees en la participación ciudadana, debe ser así”, ha añadido González.
VIVIENDAS EN LA RAMBLA
Por eso, de momento, ni el equipo de 'km-ZERO' ni los representantes del consistorio han concretado los detalles de esta futura transformación urbanística y social, aunque sí ha avanzado algunos de sus principales ejes. Entre las estrategias de este proyecto se incluye el desarrollo de políticas de vivienda para recuperar los vecinos residente en la Rambla, que desde hace años son una especie en peligro de extinción, o la reducción del vehículo privado a favor de los peatones.
En la misma línea, la propuesta elegida también contempla el cambio de los usos comerciales de las plantas bajas que dan a la céntrica arteria, actualmente orientados al turismo, y potenciar los usos ciudadanos.
En cuanto a la gestión cultural y de equipamientos, el equipo de González propone crear un centro documental para rememorar la historia desconocida de los edificios de la Rambla, promover la vía como centro internacional de investigación del turismo crítico, acercar las actividades de sus equipamientos a la calle y convertirla en una arteria donde celebrar festividades.
Además, para este futuro diseño de la Rambla también se tendrá en cuenta la instalación de un memorial por las víctimas del atentado, aunque no se ha especificado de qué tipo de señalización se tratará.