La entrada y ocupación por parte de un grupo de narcotraficantes de un piso propiedad del Museu de Cera de Barcelona ha servido para destapar las prácticas violentas que este tipo de traficantes están usando para lograr sus objetivos. Los vecinos relatan amenazas, intimidaciones e intentos de agresión que han provocado situaciones muy desagradables cuando se han intentado impedir que los ocupas se introduzcan en otros pisos, alguno de ellos ni siquiera vacío.

La directora del Museu de Cera, Carmina Vall, relata como descubrieron que habían ocupado el piso: “Un día nos encontramos con la puerta forzada, comida, un camping gas, cervezas y colchones por el suelo en el interior de un piso propiedad del museo. Avisamos a los Mossos, vinieron y los ocupantes dijeron que habían alquilado el piso y que habían cambiado la cerradura. Así que los mossos les devolvieron las llaves, se fueron y los ocupas se quedaron dentro”.

Comenzó entonces un calvario que no saben cuándo va a acabar. Y lo que es más preocupante para los vecinos, que puede ir a peor. “Dos días después”, cuenta Carmina Vall, “los descubrimos intentando trepar por la terraza. Y poco después, estando yo en la oficina, me dicen que están escalando por la fachada tratando de entrar en un piso que ya habían intentado ocupar anteriormente y que nosotros usamos como oficina”.

FRENTE COMÚN

Los responsables del museo han hecho un frente común con los vecinos de la zona, pero reconoce que “tenemos miedo. Hemos visto como no para de entrar y salir gente constantemente, hay gritos, incluso ha habido amenazas. Algunos se comportan de manera violenta. Y hay que tener en cuenta que hay viviendas en las que viven familias con niños pequeños. Y, lógicamente, tienen miedo de salir y encontrarse con alguna de estas personas en la escalera”.

Tanto el museo como los vecinos han puesto el asunto en manos de los mossos y del Ayuntamiento, pero temen que el asunto se alargue más de lo necesario. Y, sobre todo, temen que la presencia de los narcotraficantes provoque un efecto llamada y esta zona del sur del Gòtic se convierta en un centro de distribución de drogas.

Interior del piso del Museu ocupado y una de las puertas destrozadas / Museu de Cera



Hay vecinos que aseguran que alguna de las personas que ha ocupado el piso se pasea por las zonas más próximas de la Rambla buscando clientes y haciendo propaganda de las existencia de un local donde pueden adquirir sustancias estupefacientes.

Mientras tanto, a los vecinos les toca vivir con el miedo en el cuerpo por la presencia del narcopiso, por la afluencia de drogodependientes y por el temor de que las mafias de narcotraficantes se hayan fijado en esta zona para instalar sus centros de venta de drogas.

En el siguiente vídeo se comprueba como es el comportamiento de los ocupantes del narcopiso:

Noticias relacionadas