La presencia de narcopisos en el barrio del Raval vuelve a ser notable. Los vecinos han vuelto a denunciar que los locales y viviendas dedicadas al tráfico de drogas han recuperado el terreno que perdieron en los días posteriores a la macrorredada llevada a cabo por los Mossos d'Esquadra y la Guàrdia Urbana en el pasado mes de noviembre.
La situación ha vuelto a ser muy conflictiva para los vecinos, que han visto como la presencia de los narcotraficantes ha generado situaciones desagradables. La presencia de drogodependientes en los edificios en los que se encuentran los locales de venta de drogas ha vuelto a dejarse notar.
EL REGRESO
Tras la macrorredada, el barrio recuperó parcialmente su tranquilidad y los narcotraficantes desplazaron su actividad, aunque no se fueron muy lejos. Las zonas aledañas al Raval, desde la ronda de Sant Antoni hasta el Gòtic, pasaron a ser el centro de distribución de la droga, aunque en barrios mucho más distantes, como el Besòs i el Maresme, se experimentó un aumento del tráfico de drogas, que se hizo muy visible por la mayor presencia de toxicómanos en la calle.
Esto se tradujo en un aumento de los pequeños hurtos, que generaron cierta inquietud entre los vecinos de las zonas afectadas.
PRESIÓN MENOR
Sin embargo, el aumento de la presencia policial en el Raval no se ha mantenido en el tiempo y, en cuanto la 'normalidad' ha regresado a las calles del barrio, los narcotraficantes han vuelto a ver la posibilidad de instalarse de nuevo en las calles de la zona.
Además, asociaciones vecinales del Raval defienden que, si bien los beneficios de la macrorredada a corto plazo fueron notables, el hecho de que fuera una operación contra uno de los grupos mafiosos dedicados al narcotráfico, de mayoría dominicana, ha permitido a los otros grupos asentarse de nuevo y ocupar los espacios dejados por los detenidos en aquella actuación policial.
Y aunque la redada fue un duro golpe para el grupo contra el que fue dirigido, los vecinos de la zona han detectado que su presencia vuelve a ser visible en las calles del barrio y que otra vez ocupan pisos y locales en los que ya habían llevado a cabo su actividad antes de la actuación policial.
En cuanto la presión policial ha bajado, los narcopisos han vuelto a crecer en número. Las denuncias de los vecinos hablan de la existencia de nuevos locales dedicados a la venta de estupefacientes en calles como Lancaster, Arc del Teatre, Reina Amalia, Lleialtat o Dels Salvador.
PREOCUPACIÓN
Este 'regreso al pasado' ha generado mucha preocupación entre los colectivos vecinales, que han visto frustradas sus esperanzas de que las actuaciones policiales se mantuvieran en el tiempo y se acabara con el tráfico de drogas de forma tan generalizada en el barrio.
A esta preocupación se suman los vecinos del Gòtic, que ven como sus quejas respecto a los coffee-shops siguen sin tener una respuesta adecuada por parte de la administración. Las actuaciones esporádicas que llevan a cabo tanto la Guàrdia Urbana como los Mossos d'Esquadra no son suficientes para acabar con la presencia de los captadores que se encuentran en las zonas próximas a la Rambla para atraer clientes, sobre todo turistas.