El distanciamiento social se hace inexistente cuando llegan las ocho de la tarde en la Barceloneta. Miles de barceloneses acuden a las playas del barrio de la capital catalana para pasear y socializar durante las pocas horas en las que está permitida la salida para hacer deporte.

Tal y como ha podido comprobar Metrópoli Abierta, cada noche decenas de grupos de amigos se reúnen en la zona del puerto y del hotel Vela para beber alcohol, fumar porros o simplemente para pasar "un buen rato" con su gente, sin respetar las medidas higiénico-sanitarias recomendadas por las administraciones. Desde que el pasado sábado 2 de mayo el Gobierno permitiera la salida de adultos para hacer deporte o pasear, muchos han ajustado la ley a su medida

LA URBANA Y LOS MOSSOS NO DAN A BASTO

Compran alcohol en los establecimientos más cercanos y huyen de los pocos agentes de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra que recorren el paseo de la Barceloneta sin dar abasto, los más jóvenes disfrutan de esta nueva normalidad.

Lo hacen sin mascarilla y sin guantes, pasando entre medio de los transeúntes que sí respetan las normas y sobre todo sin mantener la distancia de seguridad. Reunidos en grupos de hasta 10 personas, charlan animadamente, escuchan música y se tumban en el césped de enfrente de la playa de Sant Sebastià.

MULTAS A CAMELLOS

Otros prefieren la oscuridad de la parte trasera del Hotel Vela para tomar cervezas o consumir drogas, que muchos camellos aprovechan para vender entre el bullicio que se aglomera durante esas horas en las zonas más transitadas como el paseo de la Barceloneta o el Port Olímpic. 

Entre las 20.00 horas y las 23.00 horas los agentes policiales se encuentran desbordados. Multan a los camellos que interceptan, pero no pueden con todo. Son más benevolentes con los que pasean con latas de cerveza en la mano, pidiéndoles que las tiren "de inmediato" a la basura y exigiendo a los que toman el fresco en los bancos que se levanten argumentando que esas horas "son para caminar o hacer deporte, no para descansar". 

LA URBANA ES TESTIGO DE ESTA NUEVA REALIDAD

Eugenio Zambrano, agente de la Guardia Urbana y portavoz de CSIF, el sindicato mayoritario del cuerpo, asegura a este medio que este tipo de situaciones son "continuas en algunos espacios públicos de Barcelona como la Barceloneta o el MACBA". 

El representante sindical afirma que los microbotellones que se realizan en el espacio público durante estas franjas horarios se deben a que "se están llevando actuaciones propias de una fase en la que no estamos". Zambrano alerta de que los agentes interceptan a diario en el barrio costero "reuniones de más de 10 personas en las que no se cumple con el decreto ley establecido, ni se usan las medidas sanitarias recomendadas". 

INFRACCIONES CONSTANTES

"En la Barceloneta se está yendo más allá del horario y se está utilizando para algo que no está permitido", lamenta el dirigente de CSIF. Asegura que "controlar esto es difícil con los recursos humanos que se tienen", pero que a pesar de ello los agentes "hacen todo lo que se puede y más". Por eso hace un llamamiento para que "la ciudadanía sea responsable, cumpla las normas y obedezca a los requerimientos de la policía". 

Por otro lado, el urbano asegura que desde que se permitieron las salidas para hacer deporte hay varias infracciones que se repiten de forma constante: "El incumplimiento del decreto, el botellón o la degradación del espacio público". Todo ello se produce pese a que "los agentes avisan y hacen recordatorios por megafonía", asegura.

"FALSOS RUNNERS EGOÍSTAS"

La situación se ha vuelto insostenible también para los vecinos de la zona. El pasado sábado los vecinos del barrio del distrito de Ciutat Vella pidieron al Ayuntamiento de Barcelona cerrar al público La Barceloneta tras las aglomeraciones que se registraron el primer día de salida de la desescalada. Los residentes aseguraron que habían pasado "49 días confinados en micropisos de 30 metros", así como "en sus calles estrechas", y que su único contacto con el exterior ha sido "un balcón o una ventana". 

Desde la Plataforma en Defensa de la Barceloneta afirmaron que se encontraban con el poco espacio abierto del que disponen "invadido por un ejército de falsos runners". Además, lamentaron que se tratara de "egoístas que aprovechan para poner en riesgo una zona saltándose los mínimos de distanciamiento".

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