El restaurante Los Caracoles es historia viva de Barcelona. Y sigue abierto. Situado en el corazón de Barcelona, en el Gòtic, Los Caracoles levantó de nuevo la persiana el pasado 27 de agosto tras cinco meses cerrado por la pandemia. El establecimiento tiene 185 años y siempre ha pertenecido a la misma familia: los Bofarull, explica Aurora Bofarull, al frente del negocio junto con su hermano Ramon y sus primas, Yolanda y Cristina. Ellos son la quinta generación. Los Caracoles es el segundo restaurante más antiguo de Barcelona tras Can Culleretes.
"Jamás antes, ni durante la Guerra Civil, el restaurante había cerrado". Entre 1936 y 1939, Los Caracoles fue colectivizado por los anarquistas. Antoni y Ramon Bofarull (Ramon era el abuelo de Aurora) se quedaron como encargados. La ciudad sufrió numerosos bombardeos por parte de las tropas franquistas y los refugios subterráneos llenaron las calles de Barcelona, pero el local siguió en activo. Aurora explica que Antoni y Ramon fueron multados por el exceso de iluminación del local. Corría 1937.
DE AVA GARDNER A PASQUAL MARAGALL
Las paredes de Los Caracoles están llenas de fotografías de los abuelos de Aurora y otros antepasados de la familia. También de las numerosas personalidades que han visitado el establecimiento: Ava Gardner, Robert de Niro, Ronald Koeman, Pablo Picasso, Mark Knopfler, Helena Rubinstein, Charlton Heston, Lenny Kravitz, Jimmy Carter, Giorgio Armani, Joan Miró, Àngel Guimerà, Salvador Dalí y su mujer Gala, el exalcalde Pasqual Maragall y su esposa, Diana Garrigosa. La lista es interminable.
El impulsor y fundador de la plataforma Emblemàtics Barcelona, Alberto Mejías, destaca la necesidad de cuidar los negocios con historia de la ciudad. "Los Caracoles tiene la medalla de la Orden del Mérito Turístico. Es uno de los mejores restaurantes de Barcelona. Los establecimientos más tradicionales de Barcelona son Los Caracoles y Can Culleretes. En Madrid están Casa Botín y Casa Alberto. Esperemos que el Ayuntamiento nos ayude todo lo posible para el mantenimiento de los negocios emblemáticos. No se trata solo de subvenciones económicas, sino de ponerlo fácil para seguir adelante".
LOS FOGONES, EN MEDIO DEL RESTAURANTE
En medio del restaurante están los fogones. Las salas, algunas presididas por viejos toneles y con jamones colgando, parecen no acabarse nunca. "Tenemos espacio para 250 personas, pero ahora, con las restricciones, solo se sirve comida para 40 personas". El coronavirus también ha obligado a reenfocar el negocio. Una de las novedades es que quieren abrir de nuevo una terraza.
"Acabamos de solicitar el permiso al Ayuntamiento", cuenta Aurora. Situado en la confluencia de las calles de Escudellers y Nou de Sant Francesc, Los Caracoles ya tuvo antaño una terraza. En los años 40, tras la guerra, los hermanos Ramon y Antoni pusieron mesas en la acera de Nou de Sant Francesc. Fueron un éxito durante décadas. A finales de los 60, la terraza todavía existía. Y el sereno era un clásico de las noches de la ciudad.
EL POSTRE 'PIJAMA' LO PUSO DE MODA LA SEXTA FLOTA
Ahora, los Caracoles también cocinan para llevar y han reducido la carta. Sin embargo, no faltan, sus platos estrella: los caracoles con salsa que dan nombre al establecimiento, el lechón, el cordero, la bullabesa, la mariscada con bogavante, el helado de turrón, el pijama.... Aurora recuerda que el pijama lo pusieron de moda los marines de la sexta flota norteamericana que desembarcaron en Barcelona en 1952. "También comían gambas al ajillo y filetes...". Años después, muchos volvieron con sus hijos y nietos.
Aurora echa la vista atrás. Recuerda los inicios de Los Caracoles. "Empezó como un queviures en la calle de Nou de Sant Francesc número 3. Vendía, jabón, petroleo, vino a granel...". Al frente estaban Agustí Bofarull y su esposa. El negocio creció gracias al comercio con Cuba. A la pequeña taberna, de poco más de 20 metros cuadrados, acudían los marineros y descargadores de algodón a beber vino.
MESAS EN TONELES DE VINO
El establecimiento lo heredó Felicià Bofarull, primo hermano de Agustí. "Empezó a servir comidas en taburetes y toneles de vino que hacían de mesa". Servían sardinas, anchoas, aceitunas, ostras y caracoles con salsa y pan negro. Los caracoles se convirtieron en la tapa estrella. Y en 1915, lo que hasta entonces era la taberna Can Bofarull, se convirtió en Los Caracoles, el nombre que ha dado fama mundial al restaurante. Felicià era el padre de Ramon y Antoni.
En 1934, Los Caracoles dejó de ser una taberna y adquirió la categoría de restaurante. Los hermanos Bofarull compraron un local contiguo y montaron a pie de calle una plancha en la que cocinaban ocellets, cabezas de cordero y cazuelas de cap i pota. El Ayuntamiento de la época obligó a trasladar la cocina al interior con vistas a la calle. Arrancaba así la que sería la rotisserie más famosa de Barcelona 30 años antes que se pusieran de moda los pollos a l'ast. "La hizo un francés llamado Dardé. Decenas de personas venían a diario hasta el restaurante para ver cómo se cocinaban los platos", explica Aurora.
Los 40, 50 y 60 fueron años dorados para Los Caracoles. Ramon se hizo cargo de la cocina y Antoni se convirtió en el relaciones públicas. El star system de la época pasó por Los Caracoles. A los nombres ya citados hay que añadir los de Alain Delon, Errol Flynn, Bing Crosby, John Wayne, Julio Iglesias... "Antoni salió como actor secundario en una treintena de películas y produjo en 1955 Los ases buscan la paz, protagonizada por Kubala", recuerda Aurora. Las familias Bodecq y Osborne también eran asiduas del establecimiento. Álvaro Domecq le regaló un caballo a Antoni. Se llamaba Regalado. Antoni vivía en la Bonanova y bajaba con una calesa con el caballo, que dejaba en la Boqueria".
MUERE ANTONI BOFARULL
En 1973, murió Antoni, la cara más conocida de Los Caracoles. Al frente del negocio se quedó su hermano Ramon junto con sus hijos Felicià y Agustí. Ramon falleció en 1995. Entonces el restaurante estaba en manos de sus dos hijos. En los años 90, los arroces y, especialmente, la bullabesa eran los platos más populares de la carta. La bullabesa de Los Caracoles ganó fama mundial tras ser inmortalizada en 1948 por el fotógrafo Irving Penn, que publicó las imágenes en la revista Vogue, relata Aurora en conversación con Metrópoli Abierta.
Desde 2006, la quinta generación de la familia Bofarull dirige Los Caracoles. El establecimiento casi no se ha tocado en 50 años. La cocina, de carbón, es única en Barcelona. Con la pandemia, el restaurante, como otros muchos establecimientos históricos o no, afronta una situación inédita. En ningún caso, los Bofarull se plantean cerrar. "Hemos abierto con mucha ilusión. Esperemos que la situación se vaya recuperando poco a poco. Tenemos 50 empleados. Todos están en el ERTE menos cinco que ayudan a la familia en la reapertura del local. Los Caracoles tiene que durar otros 180 años más", explica Aurora.